El Málaga de Muñiz no carbura en ataque en el último mes y medio. Los datos hablan por sí solos: sólo ha marcado en dos de los seis últimos partidos y únicamente siete rivales llevan menos goles. A la raquítica cifra de 22 tantos ( ... poco más de uno por jornada) se suman también las sensaciones de que al equipo le cuesta bastante generar ocasiones, consecuencia directa de distintas carencias, pero también de distintos males que el entrenador debe corregir con urgencia para evitar descolgarse del grupo de cabeza. Estos son los más relevantes del equipo blanquiazul en el capítulo ofensivo.
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Que Muñiz prioriza el aspecto defensivo en este Málaga es algo que no debe sorprender a estas alturas. No sólo se sabía cuando se le fichó. El propio entrenador ha reiterado por activa y por pasiva la importancia de que el equipo esté ordenado y sea compacto para conseguir el objetivo del ascenso. Su teoría quedó expuesta al comienzo de la temporada: «Un equipo que tenga al 'pichichi' (el máximo goleador de la categoría) puede no ascender, pero uno que sí tiene al 'zamora' (el portero menos goleado) sí asciende». Es cierto que de momento el conjunto blanquiazul es el tercero menos goleado, con 16 tantos –sólo mejoran su registro el líder, Granada, y el sexto clasificado, el Alcorcón, ambos con uno menos–, pero esa tendencia a protegerse provoca que en determinados momentos el bloque esté más lejos del área contraria.
Además, se prefiere juntar las líneas por detrás de la divisoria para ser un rival difícil de superar que hacer una presión más intensa en campo contrario. Por eso, cuando opta por esta vía, como tras el 0-1 ante el Reus, en el campo del Extremadura y en varios partidos en casa, apenas surte efecto.
En esa línea marcada por el estilo del entrenador del Málaga se ha notado más de lo que pudiera pensarse la baja de Luis Hernández en el centro de la defensa. En el tramo final de la primera vuelta la juventud de los centrales (Diego González y Pau Torres) ha desembocado en que ambos metan la marcha atrás con más frecuencia para tener su 'rincón de seguridad' a sus espaldas. Y junto a ellos, obviamente, los laterales, que entonces pasan a tener muchos más metros que recorrer para llegar arriba.
Otra de las características del Málaga de Muñiz es la prioridad de no perder el sitio y eso se refleja claramente en los medios centro. Es una posición huérfana de efectivos: N'Diaye y Adrián son indiscutibles (es decir, no tienen competencia) porque Lacen acusa evidentes limitaciones y Boulahroud no ha terminado de adaptarse y tampoco parece brillante con el balón en los pies. Hasta ahora se ha echado en falta que alguno de los dos 'pivotes' se suelten, que no muestren un aparente encorsetamiento, que se dejen ver en los aledaños del área e incluso en la zona de castigo. Las llegadas de segunda línea son cruciales hoy por hoy y ni Adrián, que en su trayectoria ha tenido clara vocación goleadora, ni N'Diaye, cuyo poder en el juego aéreo no se aprovecha con apariciones por sorpresa, sacan partido. Tampoco ayuda el flojo nivel del senegalés, que obliga al madrileño a 'guardar la viña' más de lo que se pudiera prever inicialmente.
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El Málaga tiene un serio problema en las bandas. Primero, porque los laterales aportan muy poco en ataque. Ricca no es el mismo tras las lesiones y, si acaso, deja uno o dos centros por partido mientras que Cifu sube mucho, pero su eficacia en los centros es demasiado baja. Por delante el equipo carece en los extremos de futbolistas explosivos, que rompan en velocidad, que lleguen hasta la línea de fondo. Sabido es además que Muñiz da un enorme valor al trabajo táctico y a la intensidad en la contención de este tipo de jugadores. El único de todos los extremos que encara continuamente es Hicham, pero más como revulsivo que como titular (en Almendralejo tuvo más minutos y no intimidó). Su bajón lo ha relegado al filial, del que el entrenador ha tirado del juvenil Hugo, que también ofrece desborde.
De los otros futbolistas empleados ahí –hay que dejar aparte a Mula, que ya acumula cuatro meses en el dique seco–, Juanpi y Dani Pacheco son más interiores, porque se mueven mejor en diagonales y jugando siempre a banda cambiada, aunque hasta el momento apenas han brillado por su aportación ofensiva. Las otras opciones son Renato, que apunta pero no dispara (sólo el centro del 1-0 el Gimnástic y en un contragolpe), y Ontiveros, cuya manifiesta irregularidad lo mantiene en Segunda. El marbellí es probablemente el futbolista más desequilibrante, pero su tendencia a querer hacerlo bonito lo penaliza. Tan pronto pone un balón de maravilla (el gol ante el Alcorcón o un centro ante el Extremadura) u ofrece su privilegiada lectura del juego (en el toque de cabeza para Cifu en Mallorca) como regala una pelota innecesaria (en Lugo o en la última jugada en Mallorca).
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De este modo, el Málaga sólo se ha mostrado con más velocidad con la presencia de Koné como uno de los puntas. El problema es que el marfileño tardó en coger el ritmo y después, cuando comenzaba a asentarse en el equipo, se lesionó. A día de hoy es una incógnita saber en cuántos partidos de la segunda vuelta estará disponible si sufre nuevas molestias (de las últimas aún no se ha recuperado). A la falta de futbolistas con verticalidad también se suma que el equipo tiene una colección de futbolistas que piden continuamente la pelota al pie (así se observó con Juanpi y Dani Pacheco ante el Reus), lo que implica también falta de movilidad en el engranaje ofensivo. Se juega demasiado en corto, en el centro del campo (con los 'pivotes') y en la media punta, lo que ralentiza el juego y beneficia sobremanera al adversario, al que sólo con colocación le basta para salir indemne. Pura cuestión de ritmo. Otro aspecto a mejorar.
Dado que el Málaga hace transiciones lentas por la falta de velocidad en el juego y por las cualidades de los futbolistas de ataque se abusa del balón en largo. En el tramo inicial de la Liga la pareja Harper-Blanco se compenetraba bien, sobre todo en el juego aéreo, y cansaba a los defensas rivales hasta disfrutar de más oportunidades. De ello se beneficiaron ambos, especialmente el argentino. Sin embargo, desde la lesión de Koné nada ha sido igual. A los dos puntas los tienen bien estudiados los rivales, que obligan con sus férreos marcajes a que Blanco se mueva en zonas donde le cuesta más combinar. Tanto desgaste, propiciado también porque la dificultad de jugar 'por abajo' obliga a demasiados envíos en largo, hace que el teórico 'nueve' malaguista no tenga tantas opciones de remate y, cuando estas se producen, le falta frescura. Los nueve partidos sin marcar son una losa que internamente esperan que se recupere con la llegada de Seleznyov. Además, el factor sorpresa ya no existe en Harper, al que de momento le faltan recursos para ser más decisivo en ataque.
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El Málaga también ha perdido uno de sus activos: la capacidad a balón parado. De un lado, la baja por lesión de Luis Hernández ha dejado al equipo sin una de sus armas, los saques de banda del madrileño, que no sólo desembocaron en algún gol, sino que además obligaban al rival a defender con casi todos sus efectivos. De este modo, el contrario retrasaba metros y le costaba más salir. Pero por otra parte el conjunto de Muñiz ya no saca tanto partido a las faltas laterales y los córners pese a que tiene un puñado de futbolistas que pueden hacer daño a balón parado gracias a su corpulencia o su capacidad en el remate aéreo: los puntas, N'Diaye, Adrián, Ricca...
El Málaga tampoco pudo anunciar ayer la incorporación del delantero ucraniano Seleznyov, por lo que las opciones de que pueda estar a disposición de Muñiz el próximo domingo en Zaragoza (18.00 horas, Movistar Partidazo) se reducen considerablemente. La firma de un documento por parte del club de procedencia del ariete, el Akhisarspor turco, va a demorar un día más la confirmación oficial y, consiguientemente, su presentación en La Rosaleda.
Seleznyov, de 33 años, llegó a Málaga el pasado sábado y está a la espera en un hotel de la capital de que se cierre totalmente la operación entre los dos clubes para así ejercitarse con sus nuevos compañeros. Inicialmente se esperaba que el delantero centro ucraniano, que mide 1,85 metros, ya pudiera trabajar ayer con el grupo para así participar en cuatro entrenamientos y estar para el viaje a Zaragoza. Finalmente, como mucho, sólo estará en dos.
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