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En un partido como el de esta tarde llamado a pasar a la historia por ser el primero que se disputa en Málaga tras la crisis sanitaria, después de un parón de algo más de tres meses,el regreso del japonés Shinji Okazaki a La ... Rosaleda quedará en un segundo plano, pero será sin duda otro de los alicientes. Casi todo lo que está relacionado con el nipón este curso parece maldito, gafado. El jugador llegó este verano a Málaga procedente del Leicester City. Pese a sus 33 años entonces (ahora ya 34), tras ganar la Premier League con el modesto club británico en la campaña 205-16 y ser tres veces mundialista, parecía un fichaje de campanillas para el proyecto del equipo. Su implicación era máxima, así como su afán por triunfar en España, y un cántico que le dedicó un aficionado blanquiazul, Francisco el Rumba, interpretado a la guitarra – «Okazaki, Okazaki, oka, oka oka... Okazaki», era el estribillo–, se convirtió en viral e hizo las delicias del vestuario, aún entonces con un gran ambiente... Pero llegaron los nubarrones. A finales de julio se conoció la amenaza de que el Málaga no podía inscribir jugadores por tener superado con creces el tope salarial, y el problema con el atacante japonés, que compitió con el equipo en varias citas de pretemporada, no se pudo resolver ni en la última jornada del mercado de fichajes. Okazaki voló, ante la cruda decepción de los seguidores malaguistas, hasta Huesca, a un conjunto con aspiraciones de ascenso (recién descendido de Primera) y que aún las conserva intactas, a once jornadas del final y cuando se reanude este viernes el torneo.
«No me arrepiento de nada, ya que el tiempo que he pasado con vosotros no lo olvidaré nunca. Si algún día tengo la oportunidad de jugar en el Málaga no lo dudaré. ¡Fuerza Málaga!«, con este final se despidió Okazaki del equipo, en el que no se dan, ni mucho menos, meses después las circunstancias para que pueda regresar, aunque antes de irse estuvo dispuesto incluso a reducirse el sueldo. A la postre Okazaki no está ofreciendo unos números espectaculares en Segunda, aunque se da la curiosidad de que atravesaba su mejor momento de forma justo cuando se interrumpió la competición por la crisis sanitaria. De hecho, sumaba en las últimas cuatro jornadas otros tantos goles, el mismo número que en todo lo anterior de torneo. Titular en 19 de los 27 partidos en que ha sido convocado (1.816 minutos), llegó a atravesar un momento bajo en el que salió del once inicial en invierno e incluso no jugó un solo minuto en la derrota ante la Ponferradina (3-1). Aunque no tuvo lesiones, también se perdió el primer partido de 2020, ante el Elche, por un problema burocrático que le mantuvo en sus país al viajar allí en las vacaciones.
Hoy se le espera de titular de nuevo, en consonancia con las sensaciones dejadas antes del receso. Los malaguistas cruzan los dedos. Después de la decepción vivida sería de lo más cruel que Okazaki fuera el verdugo de las huestes de Pellicer, pero el fútbol no conoce sentimentalismos. Si el Málaga pelea con un colchón mínimo de tres puntos sobre la zona de descenso, el Huesca ocupa actualmente plazas de 'play-off' de ascenso y está a cinco de las de ascenso directo.
Si tras la marcha de Okazaki quedó para el morbo la fecha de la visita del Huesca a La Rosaleda, no ha podido escoger peor momento. En la segunda vuelta (con su salida algo más aparcada) y en la primera cita sin público. De esta forma, queda en el campo de la hipótesis cómo habría recibido la afición malaguista al nipón. Pero teniendo en cuenta que cayó de pie en la ciudad desde el primer día y sus palabras de despedida, no habría extrañado que se hubiera coreado el «¡oka, oka, oka, Okazaki...!» desde la grada.
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