Los aficionados de la Grada Animación, durante el 'bufandeo' previo al último partido en casa, frente al Zaragoza. ÑITO SALAS

El malaguismo no puede fallar mañana

La visita del Racing no es un partido, sino el partido, y está en juego evitar el retorno al subsuelo del fútbol; sólo vale el triunfo

Sábado, 4 de marzo 2023, 00:12

El malaguismo no puede fallar mañana en La Rosaleda. Está en juego no sólo el futuro del Málaga en categoría profesional, evitar el retorno un cuarto de siglo después a ese subsuelo del que ni siquiera se conoce su denominación para la próxima temporada (¿Primera ... RFEF o Segunda B?) Se trata también de evitar el desapego de toda una generación de niños y jóvenes –en el polo opuesto a la que creció viendo a su equipo entre los grandes, capaz de tutear a los mejores–, por no hablar del varapalo que supondría para la imagen de una ciudad y una provincia cuyo imparable crecimiento asombra en todos los ámbitos.

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Probablemente alguno se aferre a la cantinela de que después del compromiso frente al Racing (18.30 horas) aún quedarán muchos puntos en juego. Pero conviene no engañarse: mañana es el partido. Sin más rodeos. Únicamente vale ganar para volver a soñar. Ni el empate ni la derrota pueden contemplarse cuando el calendario inminente depara duelos con dos firmes aspirantes al ascenso, Las Palmas (fuera) y Levante (en casa), y con uno de los conjuntos en mejor forma en la segunda vuelta, el Leganés (de nuevo en La Rosaleda).

Mantener el ánimo

Toca aferrarse a cualquier argumento. El triunfo en el último compromiso en casa, la capacidad goleadora de Rubén Castro, el peso de La Rosaleda cuando lleva en volandas al equipo, aquellas gestas del Xerez de 'Boquerón' Esteban o del Córdoba… Todos se antojan válidos en este interminable periodo de depresión malaguista para mantener el ánimo. Y quizá muchos, para contrarrestarlos, echen mano del tremendo mazazo que supuso acudir a Martiricos aquella tarde de mayo frente al Burgos, después incluso del sobresfuerzo que supuso dejar a un lado la frustración.

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Pero la diferencia es abismal: entonces el equipo podía verse favorecido por los tropiezos de sus rivales (como afortunadamente así sucedió) y además le quedaba la última bala del encuentro en Lugo. Ahora el Málaga está volando en el trapecio y sin red de protección. Tanto el empate como la derrota lo dejarían casi sin opciones de evitar su caída al precipicio. Más allá de que mantendría al Racing con una ventaja demasiado holgada, con sólo una docena de jornadas por delante tendría que sumar demasiados puntos, con un ínfimo margen de error.

Ni el empate ni la derrota pueden contemplarse cuando el calendario inminente depara enfrentarse a Las Palmas, el Levante y el Leganés

La permanencia pasa obligatoriamente por no fallar en los siete duelos frente a rivales de la zona baja, pero de no ganar al Racing el margen de error sería ínfimo

Está en riesgo el descenso, pero también perder una generación de niños y jóvenes que no tendrían al Málaga como referente

Porque a estas alturas ya se trata casi exclusivamente de una obligación numérica. La necesidad de una recuperación anímica se conjuga en pasado. No cabe la excusa de la cuestión psicológica cuando toca ganar, ganar y volver a ganar. Y esta prioridad es máxima cuando se trata de medirse a rivales directos. En Segunda nada es lo que parece a estas alturas de la Liga e, igual que varios equipos se han colado inesperadamente en los 'play-off' de ascenso y luego han dado la campanada, otros se han desplomado y han caído al pozo de la Segunda B pese a llevar ya 36 o 37 puntos. Encima, el 'goal average' es crucial ante el riesgo de hipotéticos dobles o triples empates y por esa razón el técnico blanquiazul, Sergio Pellicer, ha calificado este partido «de siete puntos»; es decir, los tres que sumaría el Málaga, los tres que no sumaría el Racing y ese factor de desempate que sería favorable porque el encuentro de El Sardinero terminó con empate a cero.

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Porque la permanencia del Málaga pasa inexcusablemente por sumar casi todos los puntos en los duelos frente a conjuntos de la zona baja. Ahí van a estar sus opciones de permanencia, en esos 21 en juego, porque ese se antoja el único camino para casi duplicar su cifra actual de 25 con el fin de estar en la frontera de la continuidad en Segunda. Es obligado recordar que, en lo que respecta a conjuntos del furgón de cola, tras el Racing esperan en el calendario cronológicamente cuatro visitas (a los campos del Andorra, Villarreal B, Lugo y Ponferradina, las dos primeras de forma consecutiva) y dos citas en casa en el tramo final, contra el Mirandés y el Ibiza (en la antepenúltima y la última jornada).

Ganar para mirar hacia arriba

Pero además el partido de mañana en La Rosaleda es crucial porque, independientemente de recortar distancia con el Racing –y quizá de la Ponferradina, que posteriormente recibirá al Cartagena–, también permitiría mirar a equipos que están por encima del cuadro cántabro y aparentemente distanciados. Ahí se encuentran el Zaragoza, el Mirandés o el Oviedo, y estos dos últimos, sin ir más lejos, se enfrentan entre sí. Y un último apunte que no puede pasar inadvertido: esta temporada no se ha distanciado algún equipo en la cabeza. Hoy por hoy, la presencia de un quinteto en la pelea por los dos puestos de ascenso directo (Las Palmas, Levante, Alavés, Eibar y Granada) puede resultar beneficiosa porque estos no pueden fallar en sus encuentros, lo que conllevaría que los adversarios del Málaga también dejaran de sumar en esta fase definitiva.

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El malaguismo no puede fallar mañana. Al aficionado le toca olvidar la humillación ante el Burgos, el batacazo frente a Las Palmas, el 'burreo' del Albacete, los patinazos en un sinfín de partidos, los regalos defensivos, las carencias colectivas e individuales… Todo debe quedar en un segundo plano para el abonado o para el malaguista de a pie que este verano optó por no adquirir el carné cuando en un solo partido se concentra la obligación de ganar para mantenerse con opciones de evitar el adiós al fútbol profesional, para no desandar el camino y perder una generación de niños y jóvenes malaguistas, y para que el Málaga no sea el único motivo de descrédito para una ciudad y una provincia en imparable crecimiento.

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