Ese autobús que paseó por su ciudad a Weligton, Hélder, Hidalgo, Carpintero, Sandro, Apoño o Eliseu un 15 de junio de 2008 para celebrar el último ascenso. Malaguismo desbocado, la victoria (2-1 al Tenerife) guiando a un pueblo blanquiazul. El mismo que un 13 ... de abril de 2013 llevaba a Pellegrini y los suyos (Joaquín, Isco o Baptista) a las puertas de Dortmund. La batalla del Iduna Park. El asalto a la Champions.
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«¡Final del partido!». Suena la radio como un juez que dicta sentencia. «No pudo ser el milagro... El Málaga Club de Fútbol ya es equipo de Segunda División». Un autobús cargado de aficionados que se para, como la aguja del reloj se detuvo en el minuto 93 del Levante-Málaga, con el gol de Boateng. Caras tristes de la afición, rabia contenida. «Toca pasar un año en el infierno».
Alguien que se levanta. ¡Esto no se acaba aquí! Baja del autobús y se decide a empujar. No está solo. Le sigue –como ha pasado toda la temporada– la afición. «Queda un año en el infierno», dicen, pero si casi 30.000 almas llenan La Rosaleda cada partido, es posible creer.
SUR produce un vídeo en el que quiere animar a quienes han estado toda una temporada empujando al Málaga Club de Fútbol, pese a malos resultados y las cuestionadas decisiones de directiva y cuerpo técnico, que sigan haciéndolo en un momento delicado. Corazones blanquiazules que empujan a su equipo y son los que lo van a mantener vivo en la división de 'plata', como en este spot dirigido por el malagueño Enrique García. Un autobús que recorrerá caminos de segunda que no se transitaban desde hacía una década, rumbo a Lugo, Albacete o Valladolid.
«¡Málaga, Málaga!», es el grito de los aficionados de este vídeo titulado, no por casualidad, 'El malaguimo no se para', una idea original de Luis Moret, con guión de Ángel de los Ríos. Seguro que no será el final del camino: no es un 'spoiler', es la firme convicción de un hinchada de que sí se puede.
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Ahora es el momento de empezar a andar el camino. No va a ser fácil, pero hemos vivido 13 ascensos en blanquiazul. Pasarán jugadores, entrenadores y directivos, pero siempre habrá una afición, la misma afición que con su aliento empuja hasta la victoria. «¡Vamos, Málaga!». Que no se apague. Como en este pasado Málaga-Real Sociedad, la grada señalará a sus culpables, pero también mirará al futuro con esperanza. Ni un paso atrás, ni para tomar impulso.
Quiere el Fondo Sur que el año que viene sean al menos 25.000 almas las que empujen hacia el ascenso. «El malaguismo no se para». Que este autobús, el mismo en el que Martín Aguilar derramó sus lágrimas tras la derrota frente al Levante, lleve al Málaga a nuevos días de gloria y, dentro de un año, cruce en volandas una ciudad celebrando que hemos vuelto a Primera. Porque, eso sí: «¡Volveremos!».
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