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Por segundo partido consecutivo a domicilio, una acción de Javi Jiménez jugó en contra del Málaga. El lateral izquierdo fue reincidente después del grave error que desembocó en la expulsión de Burgos en Cartagena en el minuto 22. Esta vez la roja directa fue para ... él y aún más pronto, en el 14. Fue en una acción al límite, suficiente para el árbitro y también en el VAR para Vicandi, que debió de entender que era interpretativa y, por consiguiente, no sujeta a visionado en la pantalla. El balear estaba demasiado cerca y el balón estaba por medio, pero el futbolista blanquiazul bien pudo evitarse la entrada a Vada. De nuevo surgieron nubarrones en el horizonte del Málaga. Entre minutos reglamentados y las consiguientes prolongaciones, más de 80 con un hombre menos.
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Aunque, dentro de una lección de generosidad y pundonor por parte de todos los futbolistas, esta vez el equipo contó con un héroe: Rubén Yáñez. El guardameta que partía como suplente en agosto firmó un partido colosal bajo los palos y también en las salidas. Sólo cometió un error, en el minuto 84, y muy parecido al primer gol encajado en Cartagena, al no embolsar la pelota. Pero fue una anécdota en una serie de intervenciones que sostuvieron al conjunto de Pepe Mel y también contribuyeron a que el estado de ánimo de sus compañeros a la hora de contener no decayera.
Rubén Yáñez se estrenó al filo de la media hora con una prodigiosa parada con la mano izquierda, rectificación incluida, a disparo de Bermejo en un contragolpe zaragocista... tras un córner favorable al Málaga. Diez minutos más tarde respondió con reflejos a un remate de cabeza de Giuliano en el segundo palo y con ese simple toque desvió la pelota para que después golpeara en el palo derecho. El hijo de Simeone tampoco pudo batirlo ya en la segunda parte, cuando el cancerbero malaguista reaccionó a tiempo para salvar en la escuadra izquierda el remate del atacante local en el segundo palo en un saque de esquina.
Rubén Yáñez transmitió una enorme seguridad. Apenas un minuto más tarde de la segunda ocasión clara para Giuliano volvió a estar muy bien colocado para atajar el disparo muy forzado de Mollejo. Por último, en el minuto 76, el portero repelió como pudo el testarazo picado del central Lluis López y lo desvió a córner. Una tras otra, las intervenciones del portero sirvieron para que sus compañeros, tenaces en el esfuerzo, no bajaran los brazos y soñaran con no volver de vacío como sucedió en Cartagena. Y, de paso, para pensar que la salvación aún es posible.
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