El Málaga se marca un ultimátum por la salvación en las próximas tres jornadas

Pero lo cierto es que el descenso todavía no es matemático y al menos el equipo, que para eso les pagan y muy bien, no puede decidir tirar la toalla cuando faltan aún casi tres meses de competición. Por más complicado que sea levantar una diferencia de cuatro partidos con los rivales de la permanencia. Por eso desde el club se afanan en construir un relato que sirva de motivación a la plantilla, que vuelve este martes a los entrenamiento con más pena que ganas.

Y el consenso alcanzado a nivel interno entre técnicos y directiva es que todavía queda una última oportunidad para obrar el milagro durante este mes de marzo, donde el equipo afrontará tres partidos definitivos en los que deberá ganar y esperar a que fallen los otros conjuntos para comprobar si es posible llegar hasta el final en la lucha por la salvación. De otra manera el drama puede ser esperpéntico y nocivo con un descenso virtual a dos meses de que acabe la temporada. Lo nunca visto.

Tendrá mucho trabajo en este sentido el entrenador, Pellicer, para sostener a un equipo que suspende en cada examen al que se presenta. Que es reincidente en sus errores. De momento el técnico ha resistido con firmeza ante la presión de no conseguir los resultados esperados, algo que siempre perturba y condiciona. Pero él ha seguido con su discurso recto, y a pesar de sumar cuatro derrotas, un empate y una sola victoria desde que llegó, el castellonense sigue teniendo el crédito del club y su entorno, que señala principalmente a los jugadores por su incapacidad.

Pellicer intentará seguir apelando a la profesionalidad de los futbolistas, aunque más de uno preferiría poner pies en polvorosa antes de continuar aquí. Ni ellos mismos se creen a estas alturas que podrán ganarle al líder, Las Palmas, a domicilio. Al menos una mayoría del grupo. Una mentalidad a moldear durante la semana hasta que llegue el sábado (el partido se celebra a partir las 21.00 horas).

Será una de las primeras tareas del cuerpo técnico en el regreso al trabajo del equipo después de la enésima decepción del pasado domingo. La obsesión ahora de Pellicer es hacerle entender a los jugadores que todavía no ha acabado todo para ellos y que más que nunca deben ser lo más profesionales que sepan para afrontar la situación.

Aprovechar que ya no se espera nada de ellos para intentar dar la sorpresa. Después de la salida a Las Palmas de este fin de semana, donde no sería descabellado pensar en un exceso de relajación de los canarios unido a un golpe de suerte de los malaguistas, vendrán dos partidos más en La Rosaleda ante rivales que no son directos.

Primero llegará el Levante, que opta al ascenso (el viernes 17 a las 21.00 horas), y después de un parón de diez días donde la selección española jugará en el estadio malaguista, el equipo blanquiazul recibirá al Leganés el lunes 27, también a las 21.00 horas. Son tres partidos que se han marcado en las oficinas de La Rosaleda como un ultimátum para el equipo antes de ponerse a actuar de cara a una próxima temporada en la tercera categoría.

Porque rivales como la Ponferradina van a cruzarse con los 'gallitos' de la Liga (Granada y Alavés) en ese tiempo y si siguen perdiendo pueden darle alas a los malaguistas en el caso de que a los blanquiazules les dé por ganar, algo que se frecuenta más o menos como los nacimientos de una especie en extinción.

Quizás ha llegado el momento de quemar todas las naves y probar con los canteranos que bien arropados siempre han aportado un plus de rendimiento en el Málaga. Y ya dejó entrever algo de esto Pellicer en sus declaraciones. Puede ser el momento del juvenil Álex Calvo, que ante el Racing fue por primera vez convocado y en su corta carrera como canterano ha demostrado crecerse en las grandes citas. Veremos.