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Si nada se tuerce y LaLiga sigue con su plan marcado, en tres semanas comenzarán los campeonatos de Primera y Segunda División (los días 12 ... y 13 de septiembre). Y como sucedió el año pasado, el Málaga no termina de aclararse y de nuevo la planificación está plagada de demasiadas dudas, con la única certeza de que el entrenador será Sergio Pellicer. Antes con Abdullah Al-Thani y ahora con el administrador, José María Muñoz, las fechas pasan y no se despeja el horizonte. Más bien al contrario. La obligada reestructuración en el grupo continúa en punto muerto mientras el técnico trata de hacer de tripas corazón para no mostrar su enorme preocupación y la plantilla trabaja con un tono anímico bajísimo debido a la incertidumbre respecto al futuro de la mayoría de los futbolistas profesionales.
El Málaga vuelve a vivir una situación desesperante en cuanto a la configuración de su plantilla. El verano pasado el panorama era desolador: sin margen para fichar, sin comunicación entre el presidente y los encargados de la gestión (Joaquín Jofre y el director deportivo, José Luis Pérez Caminero), con un club tutelado en la distancia por un séquito de asesores de Al-Thani (encabezado por Richard Shaheen)... Y con LaLiga mandando continuos mensajes de alerta, cada vez más contundentes a medida que se acercaba el final del mercado y el club no reducía drásticamente su masa salarial en la plantilla profesional. Ahora el escenario no es tan alarmante para la asociación de clubes porque entienden que la entidad de Martiricos está supervisada por un administrador judicial y este, a su vez, por una magistrada. Pero una cuestión es lo que piensen en Madrid o en las oficinas de La Rosaleda, y otra, bien distinta, la preocupación del malaguismo, que ve pasar los días sin que se despejen las numerosas incógnitas.
El desencuentro interno es muy destacable. Nada de paños calientes. Los futbolistas están visiblemente molestos con Muñoz e incluso (aunque mucho menos) con Manolo Gaspar, al que le ha tocado resolver la herencia de deficientes gestiones de Francesc Arnau y Caminero (enmedio estuvo Husillos, que no dejó 'mochila'). Porque los jugadores entienden el fondo (las circunstancias del club, que han vivido en sus carnes en los últimos tiempos), pero no las formas. Consideran que el administrador no ha dado suficientemente la cara con ellos y que ha utilizado de parapeto al director deportivo después de que hayan aceptado demorar el cobro de los últimos pagos de la temporada ya concluida hasta en doce meses y, sobre todo, de que dieran la cara hasta el último minuto (muchos de ellos, con problemas físicos) para evitar el descenso y, presumiblemente, la desaparición del club.
Muñoz tiene una justificación sobre la actitud mostrada hasta ahora con los jugadores. Ha pretendido obrar 'por las buenas' y ha delegado en Manolo para que trate de buscar acuerdos individuales con los futbolistas cuyas fichas son inasumibles antes de ejecutar medidas drásticas a un grupo de ellos. No obstante, los profesionales están en la actualidad enfadados porque les han llegado supuestos comentarios realizados por el administrador judicial de que no corre prisa adoptar esa decisión contundente (un expediente de regulación de empleo) y lo entienden como una amenaza de que no tendrán apenas tiempo para buscarse otro equipo.
Desde luego, no parece tener sentido que, dado que no se alcanza un pacto con casi todos los jugadores implicados y que las distancias son considerables (la única excepción es Lombán), se demoren otras decisiones relativas a dar la carta de libertad o a cualquier otra medida de mayor calado. El gran perjudicado es el propio equipo, con su entrenador a la cabeza. El director deportivo se mostró tajante durante la presentación del delantero centro portugués Orlando Sá y aseguró que todos los jugadores incorporados al Málaga serán inscritos (no como hace un año). Lo hizo con el doble objetivo de ratificar que tarde o temprano se producirán las salidas de esos futbolistas (porque así se lo ha garantizado Muñoz) y también de transmitir tranquilidad al mercado, porque determinados representantes no terminan de ver claro el proyecto del Málaga. Pero es evidente que cuanto más se demoren las llegadas más perjudicial será para empezar con cierta normalidad. Conviene recordar que cualquier futbolista que llegue a un equipo primero debe superar los test PCR; después, permanecer unos días sin empezar a trabajar con los que serán sus compañeros (ese es el caso a día de hoy de Cristian), y finalmente, adaptarse a la dinámica del equipo en todos los aspectos. Este es un detalle crucial a sólo tres semanas del comienzo de la Liga. El tiempo se echa encima.
Precisamente por ello la preocupación en el cuerpo técnico de Pellicer es tan palpable. «Es que no podemos preparar nada», apuntan. El entrenador, un 'obrero' del fútbol toda su vida –y por lo tanto acostumbrado a veranos interminables y con demasiados contratiempos–, lleva la procesión por dentro. No tiene la más mínima queja de la actitud de sus pupilos (con los que habló, uno por uno, los primeros días y de los que volvió a sentir el mismo respaldo que cuando sustituyó a Víctor), pero comienza a temer las consecuencias en las tres primeras jornadas, las que se disputarán antes del cierre del mercado (el 5 de octubre).
Y es que el futuro del Málaga pasa inevitablemente por la continuidad de un número muy reducido de profesionales (en torno a la media docena, salvo que varios acepten la considerable reducción de su salario) y la llegada de no menos de una docena de futbolistas. Ensamblar un equipo con tantos cambios y presumiblemente ya con la Liga iniciada o a punto de empezar supone un reto mayúsculo. Además, mientras no se active la 'operación salida' no podrán producirse más incorporaciones a los entrenamientos. El número de test PCR costeados por LaLiga no se puede disparar, máxime con la periodicidad con la que se producen para evitar focos de contagio.
O el Málaga termina de aclararse o las consecuencias pueden ser nefastas, porque 'regalar' las tres primeras jornadas puede ser un lastre que pase factura durante muchos meses, si no durante toda la temporada.
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