En un partido que casi nadie quería ver, en una cita destinada a dejarla olvidada en lo más profundo de la memoria, el Málaga jugó su último partido en el fútbol profesional después de hacerlo durante 25 años consecutivos una vez superada su desaparición de ... 1992. Y ni siquiera pudo ganar en adiós más triste. El ciclo se cierra con un desastre absoluto e inexplicable para una entidad del tamaño de la blanquiazul, que representa a uno de los territorios más pujantes de nuestro país. El equipo de Pellicer llegó ya descendido al choque contra el Ibiza, otro rival que estará la temporada que viene en Primera Federación.
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En este sonrojante compromiso para el malaguismo de La Rosaleda, apenas hay detalles que se puedan se puedan destacar de lo ocurrido en el terreno de juego, salvo algunas acciones aisladas y el tanto del triunfo conseguido por Appiah, que permitió al equipo blanquiazul ir por delante en el marcador hasta la fase final, momento en el que Juan Ibiza empató tras un error en portero a la hora de atajar el balón.
Pellicer mantuvo su esquema táctico con tres centrales con las novedades, de entrada, de Álex Calvo como ‘carrilero’ y Rubén Castro como delantero en un arranque de partido absolutamente desangelado en un estadio con poco público y con los ánimos por los suelos tras la desastrosa temporada. Los más incondicionales estuvieron presentes para recordarle al equipo y al club que siguen ahí, que están muy molestos y que necesitan que haya una gran renovación para intentar dejar a un lado la dolorosa campaña que acaba y centrarse en el futuro.
Sobre el terreno de juego ocurrían pocas cosas. Con dos equipos ya desahuciados, la tensión y el ritmo eran cualidades difíciles de conseguir. Algunas acciones esporádicas y aisladas permitían que el balón llegara a las áreas, pero sin gran peligro en la fase inicial. El empuje de Álex Calvo y los detalles de un consolidado Cristian, lo más destacado de un Málaga plano, pero dominador. Con la entrada al campo de los miembros de la Grada de Animación, que lo hicieron en el minuto 25, abundaban ya los cánticos y mejoró el ambiente.
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Aunque hubo pocos aplausos, pues era el momento de la protesta y la queja por el caos sufrido. Pese a todo, el Málaga controlaba el choque frente a un rival todavía más noqueado. El técnico blanquiazul apostó tras el descanso por Appiah y más tarde por Bilal (entre otros canteranos), este último y el resto de los jóvenes seguramente para hacer ya alguna prueba para la temporada que viene. Aunque sería el primero de estos el que abriría el marcador de este último acto en el fútbol profesional con un disparo desde el borde del área que adelantó al conjunto de Martiricos.
Pero la calamitosa temporada del Málaga ni siquiera le permitió alzarse en última instancia con un triunfo para despedirse. Al final llegó el error, en este caso en la portería, lo que aprovecharía Juan Ibiza para igualar el encuentro cuando estaba a punto de comenzar la fase de descuento (minuto 90). De esta forma tan terrible, con un empate ‘in extremis’ se cerró la etapa del Málaga en el fútbol profesional. Fin a la peor temporada.
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