Definitivamente al Málaga le quema la pelota. Una vez superado el ecuador de la Liga, cada vez es más evidente la sensación de equipo 'contragolpeador' ... o, como se prefiere decir ahora, de transiciones rápidas, de salidas explosivas. Los números no siempre dictan sentencia en el fútbol –porque las sensaciones cuentan, y mucho, para aventurar una reacción o un desplome–, pero el análisis de los datos de posesión del balón tras las primeras 22 jornadas refleja que el equipo dirigido por Sergio Pellicer nunca ganó cuando superó a su rival en este aspecto.
Publicidad
La crisis actual del Málaga (porque llevar seis jornadas seguidas sin ganar y ocho partidos consecutivos sin hacerlo en casa obliga a hablar de crisis) obedece en gran medida a que los rivales ya conocen a la perfección su estilo y le han tomado la medida. Pellicer hizo hincapié tras la derrota frente a la Ponferradina en la falta de actitud, especialmente en el tramo inicial del encuentro, y no le faltó razón, pero que el batacazo en La Rosaleda fuera el enésimo tuvo también otras causas, incluidas algunas decisiones no muy afortunadas del propio entrenador.
No obstante, la dinámica del Málaga cuenta con un nexo común: la enorme dificultad para resolver los partidos que aparentemente tiene manejados. El problema es que tener la posesión no siempre implica tener el control. Y en aquellos encuentros en que la pelota estuvo más tiempo en poder del equipo, este se mostró incapaz de desnivelar la balanza a su favor. De hecho, ya es habitual que en La Rosaleda los adversarios le 'regalen' la pelota y le esperen en su parcela para aprovechar las fisuras en su dispositivo de contención.
Resulta especialmente significativo que en sus siete victorias el Málaga estuviera por debajo de su rival en la posesión. Y más, si cabe, que sólo frente al Alcorcón (victoria en casa por 1-0) estuviera cerca del 50 por ciento. En el resto de los casos ni siquiera llegó a un 45 por ciento, lo que refleja hasta qué punto el conjunto blanquiazul se siente más a gusto bien pertrechado y a la espera de sorprender al rival en acciones rápidas. En este sentido, se hace necesario recordar que en la segunda y última victoria en casa –frente al Sporting, también por 1-0– el gol de Juande se produjo en una recuperación de la pelota del propio central al borde del área malaguista, un pase al hueco para la irrupción de Caye Quintana por la banda y un centro de este que remató el cordobés tras un esprint prodigioso.
Publicidad
Es cierto que también en determinados encuentros la baja posesión del Málaga tuvo relación directa con su pronta ventaja en el marcador. Así sucedió en sus visitas a Castellón y Zaragoza, cuando no pasó del 35 y el 32 por ciento, respectivamente. En Castalia el 0-1, obra de Ramón (y que luego supondría el resultado definitivo), se produjo en el minuto 18; en La Romareda el autor del tanto fue Chavarría, de cabeza, al filo del cuarto de hora de juego.
Esa capacidad del Málaga para explotar la velocidad de determinados hombres y también para manejarse ante rivales más desarmados tácticamente en momentos puntuales (como ocurrió en los triunfos en Sabadell y Fuenlabrada) contrasta con la inoperancia para meter mano a aquellos equipos que casi renunciaron a la pelota y también para combatir a otros que optaron por llevar el peso del partido cuando y como lo necesitaron. Es decir, aquellos que le facilitaron al cuadro blanquiazul tener la pelota cuando la dinámica ya era muy adversa para este. Por eso no es casualidad que al término del encuentro la posesión fuera ligeramente favorable al Málaga en sus compromisos con el Mallorca (51%) y el Leganés (52%).
Publicidad
Pero en líneas generales el Málaga ha recibido de su propia medicina, sobre todo en La Rosaleda. Es decir, los equipos visitantes le ceden el peso del juego y ahí al Málaga es cuando más le cuesta demostrar que sabe atacar. Esa dinámica ha sido más clara en los cuatro últimos encuentros en el recinto de Martiricos. Si acaso, frente al Lugo, cuando alcanzó su mejor registro de posesión (60%), sí brilló más en ataque posicional, pero fue en la fase final. Y conviene no olvidar que el cuadro gallego ya contaba con un 0-2 a su favor y que el empate se produjo después de acumular hombres en ataque.
Posteriormente el Málaga perdió en casa frente al Cartagena (pese a su 57% de posesión), empató con el Oviedo (50%) y cayó el sábado claramente frente a la Ponferradina (con un 59%). Hasta en su último compromiso a domicilio, en Albacete, el rival optó por esperarlo y dejar que tuviera la pelota (el cuadro blanquiazul llegó a un 59%) para intentar cazarlo al contragolpe.
Publicidad
La sensación de que el Málaga es un equipo 'contragolpeador' al que le quema la pelota es cada vez más acentuada y viene a ser la causa principal de la racha adversa, tanto en casa como en las últimas seis jornadas. Falte o no actitud en algunos jugadores.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.