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Tal día como ayer, 29 de enero, nacía uno de los mejores entrenadores del Málaga, Joaquín Peiró. El detalle es curioso porque en estas horas se ha producido en el banquillo blanquiazul un cambio similar al que deparó su llegada a La Rosaleda. De un ... técnico joven a otro bien curtido. La diferencia de edad no es tan notoria –de los 30 años entre Ismael Díaz y el inolvidable 'yayo' (apodo cariñoso con el que llamaban los jugadores al 'galgo del Metropolitano) a los 16 entre José Alberto y Natxo González–, pero sí es una clara prueba de que el club se pone en manos de un preparador con más experiencia. El estreno del vitoriano no está exento de paradojas, porque el adversario va a ser precisamente un Mirandés plagado de jóvenes que aúnan descaro y bisoñez, ante los que el conjunto blanquiazul deberá poner en práctica esta tarde (18.15 horas, Movistar LaLiga1) una receta basada en la firmeza defensiva.
Se había marcado enero como un mes clave para conocer el objetivo más o menos definido del Málaga. Y la sensación de que corre más riesgo de mirar hacia abajo que de aspirar a algo más que la permanencia (pese a que el descenso está un punto más lejos que los 'play-off') ha conducido a un cambio radical. Da igual hablar de bajas, de plantilla descompensada por el flojo nivel en determinadas posiciones o de notables carencias en la estructura central del equipo (un zaguero de jerarquía, una medular consistente y un ariete mínimamente digno). La sangría del equipo blanquiazul en tareas defensivas lo ha arrastrado a ser el cuarto peor en esta faceta –superado únicamente por Alcorcón, Amorebieta y precisamente Mirandés– y el segundo a domicilio, sólo por detrás del casi desahuciado Alcorcón. El diagnóstico es demasiado claro para ponerse manos a la obra, máxime tras la bochornosa imagen contra el Ibiza, y en ello se va a afanar Natxo González para construir el nuevo Málaga.
El entrenador vitoriano sí va a poder disponer en Anduva del único medio de contención de garantías de la plantilla (de salida ni Genaro ni Luis Muñoz lo eran, y menos aún Ramón, Jozabed, Ismael Gutiérrez o ahora Febas), así que con la sola presencia de Escassi se confía en una mejoría en el aspecto defensivo. Eso sí, dada la endeblez mostrada reiteradamente por los zagueros, se requiere un esfuerzo colectivo para no alfombrar el camino a los rivales. Esa necesidad es más imperiosa hoy, si cabe, porque en Miranda de Ebro le espera un grupo plagado de jóvenes que no rehúyen el correcalles, causa directa de sus peculiares números: es el segundo más goleador en casa (sólo superado por el Eibar), pero también el segundo más goleado (por detrás del Alcorcón).
Natxo González pretende que el Málaga brille por una mejor organización defensiva, pero también por «canalizar la energía de los jóvenes». La cita de esta tarde servirá para calibrar si los jugadores reinciden en esa imagen a domicilio de escasa ambición (a veces nula) que multiplica aún más las carencias en la definición. Que a estas alturas el equipo no haya llegado a la decena de goles como visitante (es el cuarto peor de la categoría) es la consecuencia de tales defectos.
Están por ver el esquema y las piezas elegidas por el nuevo entrenador. Desde la base de cuatro defensas habitual en él, Natxo González triunfó en el Zaragoza con un 4-4-2 con rombo en la medular, pero se antoja un planteamiento complicado de implantar de momento. Primero, porque se requiere estar habituado a cierta sincronización, y después, porque la plantilla está plagada precisamente de extremos. Otra cuestión es que elija un 4-1-4-1 para juntar a Febas y Ramón con el objetivo de que la posesión de la pelota sea el mejor arma para contener y defender.
El debate de la portería queda aparcado por las molestias de rodilla de Dani Martín y queda conocer si Sekou está de una vez por todas para ser titular con otra semana de trabajo. El hispanosenegalés demostró ante el Ibiza con su escasa chispa que no fue suplente por gusto. Tampoco figuró entonces en el once inicial uno de los dos fichajes invernales, Vadillo, al que José Alberto quiso dosificar y que ahora sufre una tendinitis rotuliana. A cambio regresa Víctor Gómez, en demasiados partidos el mejor y más consistente argumento ofensivo, más eficaz que efectista (al contrario que varios de sus compañeros). Por lo demás, tampoco Natxo González tiene más margen para introducir cambios notables en la alineación. Aunque para él el más importante y prioritario a día de hoy es construir un Málaga más sólido.
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