De la humillación sufrida el pasado 21 de mayo parece no quedar ni rastro. El malaguismo ha dejado en el olvido la enésima actuación bochornosa de un equipo mediocre y, sobre todo, la carambola para asegurar la permanencia gracias a la ayuda de otros conjuntos. ... El renovado Málaga, que ha reactivado la ilusión de sus aficionados tras varios años de letargo, encara una nueva temporada sin ambages, con la palabra 'ascenso' en los mensajes de sus propios jugadores. Y encima se le presenta en el estreno la oportunidad de desquitarse porque el sorteo del calendario deparó un enfrentamiento precisamente frente al rival que le sacó los colores, casi sin quererlo, hace doce semanas.
Publicidad
Tenía que ser en Burgos, en El Plantío, escenario de la explosión de uno de los genios más grandes que ha dado el fútbol español, aquel imprevisible '7' fuengiroleño que hace 35 años, tras una nefasta temporada del Málaga que disparó el riesgo de que La Rosaleda quedara casi vacía (como en junio), dio el paso para liderar el 'Supermálaga' y devolver al equipo a la élite. Y este Málaga quiere ser otro 'Supermálaga'. Se nota en el ambiente, en la convicción de los jugadores, en el ánimo de los aficionados, en el respeto de los rivales («un equipo es más equipo cuanto más se le respeta desde fuera», 'copyright' de Manuel Pellegrini), en la cifra de abonados (15.000 y subiendo), en la venta de camisetas y hasta en ese mensaje prudente de un tipo tan 'lanzado' como su entrenador, Pablo Guede.
Del «hay que salvarse como sea» hace tres meses se ha pasado al «es hora de hablar de ascenso». Luego los resultados pondrán al Málaga en su lugar, pero nadie puede cuestionar que el director deportivo, Manolo Gaspar, ha obrado esa 'limpia' que se exigía, en clara connivencia con el entrenador. Sin contemplaciones ni dudas ni concesiones. Pero además ha reclutado a un futbolista con el magnetismo necesario para alimentar la esperanza. Rubén Castro era lo más parecido a Juanito en el mercado –exceptuando, claro está, a Isco, inaccesible (ojalá que de momento)– y sólo él, como sucedía con el fuengiroleño, ya despierta ciertos temores entre los adversarios.
Burgos es el punto de arranque para este Málaga que de salida parece plagado de dudas... para bien. Porque todas las incógnitas obedecen a aspectos positivos. ¿Defensa de cuatro o con tres centrales? A Guede le sobran efectivos para elegir en el eje de la zaga. ¿Un centro del campo de hormigón o de toque? También se multiplican las combinaciones. ¿Tendrán sitio Escassi y Genaro en el once? Y de ser así, ¿en qué zona? Pero, sobre todo, una cuestión: ¿Febas o Álex Gallar en la función de enganche con los puntas? Ahí parece residir el salto de calidad respecto a hace un par de meses, al margen por supuesto de que el equipo, ahora sí, puede presumir de delanteros.
Publicidad
Guede y el técnico rival, Julián Calero, han jugado al despiste durante la pretemporada con el sistema a elegir. Un Málaga ya con 11 caras nuevas y con un significativo crecimiento en su potencial visita a un Burgos a mitad de camino en la planificación pero con el bloque de la pasada temporada y los mecanismos archiconocidos por la continuidad de su entrenador. A partir de las diez de la noche se podrá comprobar si este Málaga que afronta su quinta temporada seguida en Segunda refleja en el campo esa ilusión que transmitía hace un año el cuadro burgalés por su condición de ascendido. Es decir, si estamos de verdad ante otro 'Supermálaga'. En la tierra que encumbró a Juanito, líder de aquel equipo imparable hace 35 años.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.