El Málaga se conjura para seguir arriba

Bien podría decirse que el Málaga busca a partir de las 14.00 horas (Movistar LaLiga2) que no haya quinto malo. Al contrario de lo que se extendió ya en el siglo XVIII (a raíz de que el ganadero reservara el mejor toro para el penúltimo lugar de la lidia), para el equipo blanquiazul se trata simplemente de una alusión a esta expresión incluida en el refranero. La importancia de los envites no residía en el orden. Sencillamente el Albacete es el quinto rival directo en menos de 40 días en el ya casi garantizado objetivo de la permanencia y se busca, una vez más, mantener o incrementar la distancia en la clasificación.

No es descabellado afirmar que el Málaga ya ha hecho los deberes, gracias en gran medida a que ha estado especialmente brillante desde el 7 de marzo, cuando llegaba la hora de la verdad para alejarse de las arenas movedizas. Las tres victorias –frente al Sabadell (2-0), Logroñés (0-1) y Lugo (0-1)– y el empate en Cartagena (1-1) prueban esa eficacia en la fase crucial del curso para aspirar ahora a la consecución de un notable e incluso un sobresaliente.

La duda que puede quedar despejada a la hora del almuerzo se centra en si el Málaga va a estar capacitado para pelear por mantenerse en la zona alta. Sobra motivación, pero da la sensación de que comienza a faltar físico. Pero no por una cuestión de preparación –porque el equipo se sostiene hasta el final, eso se antoja indiscutible–, sino de desgaste en determinados jugadores. En las últimas semanas han caído sucesivamente Escassi, Mejías y Luis Muñoz, tres piezas indiscutibles en el eje central, y tampoco es arriesgado vaticinar que la acumulación de partidos en tan poco número de efectivos profesionales puede desembocar en algún contratiempo más en esta recta final.

La lesión muscular del capitán malagueño dispara las hipótesis sobre su relevo e incluso sobre un cambio de sistema, este último alimentado por la puesta a punto de Scepovic (recambio del lesionado Chavarría) y la pertinaz sequía de Caye Quintana cara al gol. Pellicer puede optar por Ramón o Benkhemassa para tratar de mantener el triángulo en el corazón del equipo. El primero aporta juego y control; el segundo, sacrificio y empuje en la presión. Por si acaso, conviene no olvidar que Jozabed ha funcionado mejor con un futbolista al lado de este último perfil. Claro que no se descarta una apuesta por dos puntas, el primer recurso elegido por el entrenador en Lugo para tratar de mantener a raya al adversario, y tampoco alguna variante en las bandas.

El Albacete comparece en Martiricos en situación límite. No tiene mal calendario para recuperarse (sólo le queda medirse a uno de los seis primeros, el Rayo), pero no tiene el más mínimo margen de error después de recorrer en los últimos tiempos un trayecto opuesto al Málaga. Desde que ganó en Oviedo el 30 de enero y salió por tercera vez esta temporada de puestos de descenso (por cierto, en el primer gol en jugada de Zozulya) sólo ha sumado cinco puntos en 10 partidos.

Ese frenazo en seco, motivado por su falta de gol (en ese periodo sólo vio puerta en cuatro partidos), lo obliga a ganar al menos seis de los nueve partidos restantes, sin olvidar que su actual desventaja (siete puntos) convierte esta cita en La Rosaleda en un cara o cruz. Por si acaso, Pellicer recordará a sus pupilos que en su última salida, en Gerona, cayó cuando aún ganaba por 0-1 avanzado el minuto 91. La ansiedad del rival juega esta vez a favor del Málaga, pero sin concentración y firmeza el tropiezo suele estar asegurado en la ruleta rusa de Segunda...