El Málaga no juega hoy en Catar, pero su partido es casi como la final del Mundial. Una década después de aquella inolvidable participación en ... la Liga de Campeones –aunque por estas fechas la UEFA le impuso una sanción ejemplar como cabeza de turco– el equipo blanquiazul afronta una cita para la que desgraciadamente cualquier calificativo se queda corto. Anclado en la zona baja desde que arrancó esta pésima temporada, sólo le vale un triunfo para cerrar este no menos pésimo 2022 liguero. Y dilapidadas una tras otra casi todas las opciones frente a rivales de su nivel, otra vez le toca ofrecer su mejor versión para neutralizar a uno de los más poderosos de la categoría, el Alavés, en La Rosaleda a partir de las nueve de la noche.
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El azar no sólo ha querido que coincidan en el día esta última cita de la primera vuelta y la resolución del Mundial. Parece un capricho del destino que el Alavés sea precisamente el adversario, aunque es de desear que el desenlace del duelo de esta noche en Martiricos nada tenga que ver con lo sucedido también en la recta final de diciembre, justo antes del parón, hace cuatro años. Entonces, sólo que en Mendizorroza, ambos se vieron las caras en un duelo a vida o muerte. El Málaga era penúltimo con 11 puntos; el Alavés, antepenúltimo con 12. Mientras el conjunto blanquiazul comparecía sin lateral derecho (tuvo que jugar Luis Hernández), con un central de estreno (Ignasi Miquel) y dos puntas de chiste (Rolan y Peñaranda), el vitoriano apretó y apretó hasta vencer por 1-0 con gol de Munir a la hora de partido. Y aquel triunfo resultó premonitorio: el Málaga ya no resucitó mientras que el Alavés encadenó en casa cinco victorias y un empate (16 puntos sobre 18) para situarse en una zona cómoda y acabar el campeonato con desahogo.
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No llega el Alavés apurado clasificatoriamente –sí mentalmente porque tres derrotas consecutivas (contra el Granada, el Tenerife y el Levante) lo han bajado del liderato y del pedestal–, pero el Málaga sí aspira a emular aquella racha de su hoy adversario en el invierno del ejercicio 2017-18. El primer paso es obviamente ganar, pero después le urge una racha victoriosa durante un mes para la 'triple R': recomponerse, reengancharse y respirar. Porque en el mejor de los casos alcanzará el ecuador de la Liga por debajo de los 20 puntos, teóricamente a más de una treintena para la permanencia, pero la victoria sí permitiría afrontar las vacaciones navideñas con la cabeza más limpia y con la ilusión renovada para afrontar la remontada. Y esta pasa por ganar siete u ocho partidos y por no perder el mismo número de encuentros. De quedarse estancado en los 16 puntos actuales o subir ligeramente uno más, el reto sería mayúsculo. De momento, tras los resultados de ayer, la desventaja respecto a la zona de permanencia se mantiene en cinco puntos, aunque ahora la referencia ya no está en un solo rival, sino en los tres que lo preceden (Ponferradina, Lugo y Racing).
El Málaga no termina de arrancar, víctima de demasiadas carencias e inseguridades. Tan pronto pasa de ser un guiñapo a mostrarse muy superior (así sucedió frente al Granada) como de tenerlo todo bajo control a verse lastrado por sus miedos (en Ibiza). La mejoría es demasiado leve por la falta de consistencia y se refleja en los números: una victoria y tres puntos sumados con Guede en seis partidos frente a dos triunfos y 13 puntos en 14 compromisos bajo la batuta de Mel. Y lo que es peor, tampoco ha sido evidente una mejoría en el juego. Atrás la fortaleza brilla por su ausencia, arriba la creación de oportunidades es demasiado escasa para rentabilizar la presencia de Rubén Castro y tampoco se atisba un patrón táctico y un estilo definidos. Por eso únicamente un triunfo esta noche permitiría despejar alguna de las dudas y minimizar en parte la resignación que envuelve al malaguismo.
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Con unos u otros jugadores –vuelven a estar disponibles Juande y Ramón–, el Málaga debe aprovechar esta noche que enfrente estará el Alavés más frágil de la temporada, que ha encajado en los tres últimos partidos casi tantos goles como en los 17 anteriores. No queda más remedio que salir a ganar desde el primer minuto porque este compromiso es para el equipo blanquiazul casi como una final del Mundial.
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