El Málaga se prepara para el descenso

El hecho de haber alargado al menos una semana más el descenso matemático gracias al triunfo por 2-0 contra el Mirandés y el empate del Sporting en el derbi asturiano ante el Oviedo ha servido para darle algo más de tiempo a los responsables del club para resolver el primer anuncio esperado después de que se certifique el descenso, que es la contratación de un nuevo director deportivo que acometa la construcción de un nuevo equipo casi desde cero y que ofrezca garantías para volver a Segunda a las primeras de cambio, algo clave para no multiplicar un declive global de la entidad.

En los últimos días se ha avanzado casi todo el trabajo en este sentido porque el objetivo era cerrar la llegada del nuevo responsable de configurar la próxima plantilla a mediados de la presente semana, pero al posponerse el descenso los tiempos podrían cambiar. Esta decisión es una de las más esperadas por parte de la afición y en la entidad son conscientes de que simboliza la primera piedra para empezar a reconstruir tras el desastre deportivo, así que van a intentar que tenga el efecto más positivo posible, aunque el ambiente seguirá siendo lúgubre y crispado.

Pero la elección de un nuevo director deportivo -un puesto vacante desde que Manolo Gaspar se marchó en febrero- no es la única tarea de calado a resolver por el Málaga, ahora conducido exclusivamente por el administrador José María Muñoz y el director general, Kike Pérez, codo con codo. Una vez se produzca el descenso, el club tendrá que empezar a aclimatarse a contrarreloj con una nueva dimensión, totalmente diferente al entorno de LaLiga que preside Javier Tebas.

La 1ª RFEF es territorio de la Federación que ahora comanda Luis Rubiales y las dudas se suceden en todos los aspectos. Desde los derechos de televisión (en proceso de concurso) hasta si habrá o no control económico como si existe en LaLiga, el conocidísimo límite salarial. Es evidente que los ingresos bajan drásticamente y como ya adelantó en varias ocasiones el administrador, el Málaga deberá hacer un importante reducción de gastos sobre su estructura tanto deportiva como institucional.

Ya conocemos que en cuanto a la plantilla apenas quedarán jugadores porque la mayoría acaban contrato o tienen una cláusula liberatoria por descenso, por lo que de primeras el Málaga se ahorrará asumir grandes indemnizaciones ni realizar tampoco un ERE deportivo con futbolistas, como sí fue el caso de la crisis económica de 2020. Ahora bien, entre la plantilla no deportiva sí se teme un ERE que cada vez se ve más cercano porque la cifra de negocio de la entidad se podría reducir en torno a la mitad. Y esto supone un proceso traumático y de mucho desgaste extradeportivo. Por todo esto la situación en las instalaciones de Martiricos es dramática.