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Parece evidente que el Málaga está en un bache prolongado desde el arranque de la segunda vuelta, coincidiendo con el comienzo del año. Está jugando ... peor, aunque diga lo contrario Sergio Pellicer, y los resultados no llegan. Se mantiene en una caída peligrosa, en plena crisis. Todavía hay un pequeño margen (tres puntos), pero puede ser insuficiente a falta de ocho jornadas para el final del campeonato. El trabajo y la entrega del equipo es innegable, pero no le permite sumar los puntos necesarios para mantener el ritmo de la primera fase de la competición. ¿Y ahora qué?
Hay distintos aspectos que es imprescindible recordar, sobre todo para que no se repitan en el futuro, mientras que la solución sólo está ahora (quedan menos de dos meses de campeonato) en la gestión interna que se pueda realizar y en el acierto que puedan tener tanto el entrenador como los futbolistas, que son los grandes protagonistas y los únicos con capacidad para cambiar el rumbo. Parece claro que el grupo todavía no ha caído en una dinámica negativa, pero es imprescindible reaccionar para evitarlo. Tras analizar la trayectoria descendente, se pueden concretar algunas claves que pueden estar pasándole factura al equipo blanquiazul.
Aunque pueda resultar reiterativo, desde el pasado verano, todavía con Castel en la plantilla, casi todos coincidían en que la principal carencia del equipo estaba en el ataque, en la falta de gol. Pero el Málaga completó una gran primera vuelta, con 30 puntos sumados y desde la dirección deportiva, con Loren Juarros a la cabeza, estaban detrás de un delantero. Parecía claro que existía esa necesidad, pues Pellicer sólo podía contar sólo con un irregular Baturina y Dioni. Pero no llegó ninguna incorporación pese a que había dinero.
¿Llega el bajón del equipo por esta causa? Es un elemento más, pues el Málaga fue el único que no se reforzó. La llegada de un delantero más nadie la hubiera malinterpretado en la plantilla, pues no hay atacantes suficientes. El club apostó por darle más cancha al canterano Chupete, que cada día está más cargado de responsabilidad en una categoría que todavía no le corresponde con esta intensidad. De ahí que la presencia de un punta más era imprescindible para afrontar la segunda vuelta, pues la competencia es máxima y los riesgos aparecen cada semana. Posiblemente el primer error.
Pellicer ya afirmó el 21 noviembre en una entrevista a SUR lo siguiente: «Hay que aclarar pronto lo que vaya a ocurrir con Antoñito para que no enturbie más esta situación». Pero no sucedió así, y han pasado cerca de cinco meses. ¿El caso Antoñito ha perjudicado al equipo? Ocurre como con la ausencia de fichajes de enero: seguramente sí, de alguna manera. El extremo acaba contrato en junio y no ha renovado. Igual que otros jugadores importantes de la plantilla, como Manu Molina, Dani Sánchez y Dioni.
Pero el caso del extremo, de sólo 18 años, es muy significativo, pues se trata de uno de los futbolistas más destacados del equipo. Lo quieren los mejores y, con toda probabilidad, no seguirá. Pero en el club no dan todavía por zanjado este asunto, lo que sigue añadiendo incertidumbre al conjunto. Hubo una gran pitada de La Rosaleda al jugador por este asunto, algo desconocido desde hace muchos años. El jugador ha estado alternando la selección con el Málaga desde entonces, disputando menos minutos con la camiseta blanquiazul.
Pellicer aseguró que no habría castigo por no renovar, y en el club tampoco se lo han planteado, pero existe la sensación de que no se está aprovechando el potencial del joven futbolista jerezano, que también está aportando menos cuando le toca intervenir. Sin embargo, su participación parece imprescindible en lo que queda de competición, pues las alternativas se observan inferiores. Y todo sigue pendiente, además, en relación a los demás que acaban.
Primero se mostró poco a poco una mayor diferencia entre los más habituales y los que disponían de menos minutos. La brecha aumentó de una forma considerable, lo que llevaba al equipo a bajar su rendimiento cuando el entrenador utilizaba a estos jugadores con menos ritmo de juego. Este inferior rendimiento aparecía en diferentes líneas, lo que mermaba a veces el potencial. Pero eso fue al comienzo de esta caída, porque después quedaron casi todos contagiados, rebajando las opciones del éxito.
Ahora se pueden ver errores impensables para los jugadores del Málaga. Nadie duda del trabajo y el sacrificio de todos ellos, pero este esfuerzo está siendo estéril en numerosas ocasiones. Los constantes cambios y variaciones en busca de soluciones están impidiendo también una continuidad que afianza a algunos futbolistas que seguramente pueden ofrecer un rendimiento mayor para los objetivos que se persiguen en los ocho encuentros que quedan de competición.
Cualquier baja de un futbolista habitual es un contratiempo para todos los equipos profesionales, aunque dispongan de fondo de armario de buen nivel. Pero en el caso del Málaga puede afectar todavía más si se trata de alguno de los hombres fundamentales, de los que conforman la columna vertebral del cuadro blanquiazul. Pellicer pretende ofrecerles minutos a todos debido a que sabe que los va a necesitar en cualquier instante.
Y cuando la situación viene mal, como es el caso, se echan todavía más de menos ciertas ausencias. En el Málaga no pueden jugar por sus problemas físicos Dani Lorenzo, Ramón o el propio Haitam. Son tres hombres menos en la plantilla durante casi toda la temporada. Pero después se han ido uniendo las bajas puntuales que merman las fuerzas del equipo en cada partido. Un ejemplo muy destacado es Luismi, que se ha perdido hasta nueve partidos por distintos problemas físicos. Y es imprescindible para el equipo.
Sergio Pellicer no puede fallar. El entrenador es la persona clave para llevar a buen puerto el proyecto del Málaga. De él debe partir la solución en los partidos restantes. El entrenador seguramente estará seguro de todas sus decisiones, pero a veces transmite ciertas dudas a la hora de confeccionar el once inicial. Con numerosas variaciones constantes (algunas obligadas), con oportunidades a jugadores con menos minutos… En la primera vuelta pudo alcanzar un cierto equilibrio, con un equipo base más amplio que ahora.
Ahora llega el momento de las decisiones más simples y seguras. Sin entrar en el trabajo de Pellicer, que conoce el estado real de cada futbolista, cuando pueda deberá recuperar la normalidad con un once 'reconocible' que pueda tener cierta continuidad para conjuntarse lo máximo posible y conseguir los objetivos, que pasan exclusivamente por seguir en la categoría. El técnico y sus hombres son los únicos que tienen la solución. Ahora deberán jugar dos partidos fuera de La Rosaleda, en Huesca y Eibar de forma consecutiva, y seguramente en ambos casos sin el lesionado Luismi.
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