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Ni en los partidos amistos, ni en los oficiales, ni ante los ‘grandes’, ni ante los pequeños, ni en casa, ni fuera, ni al mediodía, ni por la noche, ni en fin de semana ni entresemana, ni en los partidos abiertos, ni en los partidos ... cerrados. Tampoco con la camiseta de un color o de otro, argumento al que se podría agarrar algún supersticioso. El Málaga de esta temporada no se maneja en ningún tipo de ambientes. Prácticamente está abocado a la derrota suceda lo que suceda.
El cuadro de La Rosaleda defiende como los peores de la competición y ataca también como los peores. En sus cuatro últimas jornadas, todas saldadas con derrota, apenas ha generado ocasiones. Se cuentan con los dedos de la mano los remates entre los tres palos cada encuenro. Sus trece dianas son un fruto escasísimo (apenas ha marcado en seis de diecinueve encuentros), pero son las mismas que suma el Leganés –ahora con dos partidos menos–, que optimiza mucho mejor los tantos gracias a su notablemente mejor trabajo defensivo. Por contra, el Málaga sale a casi dos goles en contra por choque (y sólo dejó su portería a cero en dos ocasiones) mientras su rival de anoche, el Getafe, a menos de uno.Es otra diferencia.
En un duelo marcado por las escasísimas ocasiones de peligro en las áreas, siempre llega el error malaguista que impide puntuar. Sucedió el lunes ante el Espanyol, y anoche. Entonces, en el minuto 6 Sergio García peinó de cabeza para Sergi Darder, que controló y fusiló. Ayer Ángel prolongó un centro lateral de falta de Fajr y Cala apareció sin vigilancia para ejecutar al Málaga en un testarazo impecable. La única diferencia entre una cita y otra sólo fue que en la primera hubo mucho mayor tiempo para buscar la reacción. Pero no la hubo nunca.
Llegado al ecuador de la Liga, el equipo ha batido todos los registros negativos de la historia del club en la máxima categoría y parece empeñado en que cada semana sus reducidas opciones de permanencia se restrinjan aún más. Con once puntos en diecinueve jornadas parece olvidado ya el amago de reacción con los triunfos casi consecutivos ante el Deportivo, el Celta y la Real Sociedad. El Málaga será colista hoy si Las Palmas puntúa en Girona este mediodía. Además, su desventaja actual de cinco puntos respecto a la zona de permanencia podría aumentar a seis, siete u ocho, en este último caso en una sucesión de resultados durante el fin de semana muy poco probable.
Será el lastre con el que el Málaga comience la segunda vuelta, que va camino de derivar en un calvario sin solución. Ya en la situación a la que nadie quería llegar. Con tres cambios en la plantilla –se esperan al menos otros tantos más–, pero con una decidida apuesta por mantener al técnico, Míchel, casi sin precedentes en la historia de la entidad y de cualquier otra en España.
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