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Girona, Lugo, Fuenlabrada y Cartagena. La temporada cuenta con varios tramos decisivos para el Málaga y esta tarde comienza uno de ellos, con cuatro partidos en once días que van a marcar si el equipo blanquiazul se mantiene en una zona cómoda, incluso no muy lejos de los 'play-off', o si pasa a ser uno más en el grupo de sufridores. Sus 18 puntos dan cierto margen, pero la espiral de errores defensivos en la que está sumido debe concluir. Cualquier rival puede aprovechar el más mínimo detalle y precisamente el que tendrá enfrente esta tarde, el Girona (a las 19.00 horas, emitido por Movistar LaLiga), ya se lo demostró en las últimas visitas a Montilivi, con victorias locales por la mínima.
Porque una cuestión es la dinámica en cuanto a números, y otra, las sensaciones. El Málaga alcanzará esta tarde el primer tercio de Liga (14 de las 42 jornadas) y ya está ligeramente por encima de los 16 o 17 puntos que en teoría serían necesarios si el listón de la permanencia estuviera en los 50 puntos (como se calcula cada temporada). Es decir, con un par de triunfos en los ocho últimos compromisos de la primera vuelta llegaría al ecuador del campeonato en óptima situación. Y algunos empates le permitirían una menor exigencia en la segunda parte de la Liga. Eso sí, si se analiza el calendario cuenta con la ventaja de que sólo le queda medirse a uno de los cuatro máximos candidatos al ascenso, el Almería (tras haberlo hecho frente al Espanyol, al Mallorca y al Leganés). En la recta final esperan el Logroñés, el Albacete y el Oviedo.
Sin embargo, no puede caer en saco roto que el equipo no transmite las mejores sensaciones. Es cierto que sumó cuatro puntos en dos salidas (victoria en Sabadell y empate en Ponferrada) y que el sábado no mereció perder en La Rosaleda ante el Leganés, pero no lo es menos que la fragilidad actual nada tiene que ver con la firmeza y el orden mostrados bajo la batuta de Pellicer, tanto en la decisiva 'miniliga' de junio y julio (que desembocaron en la permanencia) como en los primeros envites (salvo excepciones) del presente campeonato. Ya no es únicamente que los centrales no transmitan seguridad o que los laterales permitan demasiados envíos desde las bandas. Defender es una tarea colectiva y se hace muy evidente que el equipo ha bajado enteros en la contención. Por eso el balón llega ahora a los atacantes contrarios con preocupante facilidad.
«Cada gol encajado nos debe doler en el alma», fue el explícito mensaje del entrenador no hace mucho, señal inequívoca de que el primer mandamiento de este Málaga es el blindaje de su portería. No queda otra. Tampoco el equipo es un dechado de virtudes en la creación de oportunidades, así que por encima de todo la clave del éxito reside en no perder el equilibrio; es decir, en mantener la puerta a cero. Y el dato negativo no puede ser más elocuente: lleva seis partidos consecutivos sin conseguirlo (con 11 tantos acumulados y un promedio de casi dos) cuando en el tramo inicial sí acabó imbatido en cuatro de los siete compromisos. Por si fuera poco, los porteros (Dani Barrio y Soriano, que siguen alternándose en el puesto) poco pudieron hacer en los goles recibidos.
En Montilivi espera un Girona que acusa la ausencia de Stuani (sólo ha disputado un partido debido a sus problemas físicos) y que hasta el momento ha marcado en menos jornadas que el Málaga. No obstante, el triunfo a domicilio en el derbi frente al todopoderoso Espanyol (1-2) le va a dotar de una energía que había ofrecido a cuentagotas hasta el pasado fin de semana. En casa le cuesta más crear oportunidades porque sí es un equipo con más opciones cuando tiene espacios, sean a la espalda de la defensa contraria o entre líneas. Esa es otra poderosa razón por la que el conjunto de Pellicer debe recuperar esta tarde su blindaje y comportarse de nuevo como un bloque homogéneo. Básicamente para proteger para una línea defensiva plagada de dudas. Pero, sobre todo, para recuperar la solidez como conjunto que le facilite un cómodo tránsito por la Liga en este ejercicio.
Seis partidos consecutivos lleva el Málaga sin conseguir el objetivo de mantener la puerta a cero. Además, con un promedio de casi dos goles encajados (acumula once en este periodo). En cambio, en el tramo inicial sí lo logró en cuatro de los siete encuentros.
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