Olivier Giroud entró el pasado domingo en la historia de la selección francesa al convertirse en el máximo goleador de la selección francesa, un registro que estaba en poder de Henry y que, presumiblemente, batirá tarde o temprano un ciclón llamado Mbappé. Al aficionado malaguista, ... sumido en una permanente depresión por la situación actual del club y del equipo, tal vez le parezca ahora una broma de mal gusto, pero el ariete estuvo hace diez años apalabrado para incorporarse al conjunto blanquiazul como recambio de Van Nistelrooy.
El pretendido salto de calidad de los entonces flamantes propietarios del Málaga llegó en la primavera de 2011. Apenas semanas después de aquel mercado de invierno en el que se gestaron las incorporaciones de Baptista o Demichelis, entre otros, el director deportivo, Antonio Fernández, puso sobre la mesa la posibilidad de contratar a Van Nistelrooy. Entusiasmado, el entonces máximo dirigente blanquiazul, Abdullah Ghubn, dio el beneplácito para el fichaje del ariete holandés. El peso mediático también contaba porque se sabía que sólo con mencionar su nombre como principal argumento para mostrar la estabilidad del proyecto iban a venir otros futbolistas de renombre. Y así dieron el paso Joaquín, Toulalan o Cazorla, por ejemplo
Molestias de rodilla
A mediados de aquella triunfal temporada 2011-2012 ya se vislumbraba la retirada de Van Nistelrooy. Molestias de rodilla comenzaban a darle más problemas de la cuenta, aunque cara al exterior apenas se notaba porque el fascinante futbolista holandés no faltaba ni en los entrenamientos ni en las convocatorias. Sólo él y sus más cercanos en el equipo eran conscientes de hasta qué punto su profesionalidad estaba por encima de los dolores.
Durante semanas se esperó el visto bueno de los dueños hasta que el Arsenal se lo llevó
Lógicamente, el Málaga empezó a moverse en el mercado para encontrar un recambio de garantías. Entonces, el plan de los propietarios pasaba por un par de fichajes de nivel y tres o cuatro más secundarios. Entre los primeros el entrenador, Manuel Pellegrini, había mostrado su deseo de contar con Bruno, del Villarreal. Saltó mucho a la palestra el nombre de Borja Valero, pero en realidad el técnico chileno consideraba que era un futbolista del mismo perfil que Santi Cazorla. Cuando la temporada acabó con el descenso del conjunto de El Madrigal sus dirigentes expresaron reiteradamente en público que Bruno sólo se marcharía previo pago de la cláusula de rescisión. Era una advertencia clara al Málaga...
La apuesta del club blanquiazul para la delantera tenía nombre y apellido: Olivier Giroud. Fichado por el Montpellier dos años antes del Tours, había deslumbrado como máximo goleador de la Ligue 1 y su contrato expiraba en 2014. Muy pronto empezaron los contactos desde La Rosaleda con el entorno de aquel delantero centro de 25 años y 1,92 metros y también muy pronto el optimismo fue palpable entre los miembros de la secretaría técnica malaguista. La presencia de Toulalan y su extraordinaria jerarquía en el equipo contribuían a desterrar cualquier duda de la nueva estrella francesa.
La sorpresa fue enorme en Fernández y su equipo cuando comenzaron a pasar las semanas y el visto bueno se demoraba. «No entendemos nada; la prioridad para ellos es la venta de Apoño y saber cuánto vamos a sacar», recalcaban en el club. Pellegrini también comenzaba a tener la mosca detrás de la oreja y Fernando Hierro ya no sabía a qué atenerse. El veleño comenzó a ver las cosas no muy claras y decidió renunciar pese al éxito de la clasificación para la previa de la Champions como cuarto clasificado en la Liga. En cuestión de horas Ghubn 'resucitó' en una rueda de prensa para amenazar a aquellos que, como Osasuna, el Valencia o el Villarreal, se quejaban de pagos incumplidos por el Málaga en los fichajes de Monreal, Isco y Cazorla, respectivamente.
Después, bien entrado junio, se supo la razón de la demora en el fichaje de Giroud. Ghubn no volvió a aparecer, Al-Thani dio la 'espantá' y mandó un liquidador (Moayad Shatat). El proyecto se derrumbó. El ariete francés acabó en el Arsenal, club al que el Málaga tuvo que vender a toda prisa a Cazorla para evitar la desaparición...
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