«Podría escribir un libro sobre lo que vivimos y me quedaría corto». Profundamente afectado, Juan Ramón Muñiz ha sido esta mañana una de las primeras personas en conocer el fallecimiento de Antonio Benítez, con el que ha mantenido una relación muy estrecha durante la última década y media. Se profesaban una admiración mutua porque el asturiano hablaba y habla del mítico entrenador como «un maestro que me enseñó muchas cosas tanto a nivel personal como profesional» mientras quien fuera su mano derecha en el momento crítico entre finales de 2006 y comienzos de 2008 era muy tajante: «Juan Ramón merece un monumento en La Rosaleda porque no se valora el tremendo trabajo que ha hecho con lo que tenía». En cierto modo, Benítez se veía reflejado en Muñiz en algunos aspectos.
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«Hoy nos deja un señor con mayúsculas», apunta Muñiz a este periódico. «Fue un orgullo trabajar con él, porque siempre estaba para ayudar. Me demostró muchas veces lo que es querer un club. Peleó mucho para que el Málaga pudiera salir adelante en los momentos más difíciles», añade sobre la compleja situación vivida durante la etapa de Fernando Sanz.
Por último, el técnico asturiano afincado en Málaga confiesa vivir «un día muy, muy, muy triste», aunque prefiere recordar la extraordinaria relación que mantenían: «Tuve la suerte de trabajar con él y de ver sus valores personales y profesionales. Y también tuve la suerte de ser su amigo».
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