Manolo Gaspar habla por teléfono durante un entrenamiento del Málaga. MARIANO POZO

Manolo Gaspar, el gran culpable

OJO DE HALCÓN ·

La figura del director deportivo del Málaga sale muy quemada de la crisis pese a la efervescencia del fichaje de Mel. Que la salida de Guede haya sido «un acuerdo entre las partes» lo retrata

Domingo, 25 de septiembre 2022, 18:29

El Málaga es colista de Segunda y, una vez superada la efervescencia del fichaje de Pepe Mel, sorprende que la figura del gran culpable de la situación, Manolo Gaspar, no haya salido malparada. Por no estar a la altura, ni siquiera lo ha estado en ... el relevo de Pablo Guede (del que nunca se ha cuestionado su malaguismo, sino sus enormes deméritos como entrenador). Que el club haya vendido su salida como un acuerdo originado por las dudas del propio exdelantero («llegamos a un acuerdo entre las partes y terminamos la relación», explicó el director deportivo) refleja hasta qué punto ni siquiera en ese aspecto ha asumido las obligaciones de su cargo y, en cambio, ha preferido anteponer la amistad. Guede tendría que haber sido destituido de forma fulminante por el caos en que había sumido al equipo y además una o dos semanas antes. «Cuando se pierde, la gente se enfada, se manifiesta. Respeto todo tipo de opiniones», apuntó Manolo en la presentación del nuevo entrenador. Convendría aclararle que la gente no se enfadó por perder, sino porque el Málaga acumulaba cinco derrotas en seis partidos, incluidas las humillaciones ante Las Palmas y el ascendido Albacete.

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Quizá el único debate en estos momentos sería si es oportuno un relevo en la dirección deportiva para incorporar a una persona que, recién aterrizada, tuviera que plantear una estructura nueva, adaptarse al club (y a sus ritmos, que esa es otra) y empaparse bien de la plantilla para afrontar en enero las necesidades. La última vez que esto sucedió, Mario Armando Husillos sustituyó a Francesc Arnau, pensó inicialmente en sólo dos fichajes (un central y un medio defensivo) y al final llegaron... ¡ocho! El debate en sí no existe porque José María Muñoz tampoco tiene conocimiento del mercado para adoptar esta decisión –ojo, es obligado mirar hacia fuera, no adentro– y es ante todo un gestor, no un hombre de fútbol.

El director deportivo ha fallado por obra, en varias decisiones relativas a la plantilla, y omisión, al permitir el desaguisado de Guede

Ver a N'Diaye como indiscutible líder del equipo o a Chavarría como improvisado extremo (porque Mel ya ha comprobado que no tiene demasiadas opciones para las bandas en ataque) refleja la desastrosa planificación en verano. 'Cromos' similares, falta de futbolistas para atacar por fuera, de nuevo apuesta por jugadores sin ritmo (Bustinza y Ramalho, que no han tardado en lesionarse, o Hervías, de pretemporada tras su lesión), precariedad extrema en los laterales… Que ni el director deportivo ni los miembros de su equipo (la pomposamente llamada 'cueva', esa que no ha hecho una sola apuesta del exterior en tres años y sólo opta por futbolistas de la Liga) se plantaran ante el desaguisado que quería diseñar Guede en julio resulta preocupante. Y ya se sabe: muy a última hora hubo que buscar a toda prisa un 'pivote' de verdad para aspirar a algo, N'Diaye (y menos mal), y se apretó para tratar de contar con piezas para las bandas (llegó Hervías y se intentó sin éxito con Appiah, Lago Junior o incluso Narváez, aunque este no sea un extremo puro).

Mel, con todo el poder

Igual que, como se decía internamente, las llaves del Málaga se entregaron a Guede después de la permanencia (como si esta se hubiera alcanzado a lo grande), ahora se las van a dar a Mel. El madrileño va a tener todo el poder, lo que, por cierto, no siempre en su trayectoria ha salido bien. De él va a depender no ya salir del atolladero –queda mucha Liga, pero pueden pesar la ansiedad y que otros equipos están más acostumbrados al 'barro'–, sino también 'crear patrimonio'. Esto es, soñar con que saque de la cantera un Pedri o un Ceballos (es decir, que haga crecer a Ramón de una vez u a otro joven) para que el club tenga algo que vender en caso de necesidad. Porque esa es otra: de los conjuntos inferiores ya no salen futbolistas 'de verdad', capacitados para tener continuidad en el primer equipo, por no hablar de los resultados del Atlético Malagueño o el juvenil. Que Mel haya rescatado a Nacho para su cuerpo técnico, cuando había vuelto a la 'casa' por la puerta de atrás (gracias a Hernández Navarrete), tampoco puede pasar inadvertido.

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La figura de Manolo ya está quemada para la afición. Si el Málaga remonta y logra al final de la temporada algún éxito, que no le quepa duda: el mérito será exclusivamente de Mel. De su oficio, de su liderazgo, de sus decisiones y, por supuesto, de los resultados. Y también de los cambios que propondrá para el mercado invernal. El madrileño acaba de aterrizar, ha recibido la herencia de una plantilla que en determinados aspectos es un disparate y tendrá que apechugar con ella otras 14 jornadas más. El club ha pretendido salir de la crisis con ese 'acuerdo' con Guede, pero el culpable de la situación es Manolo Gaspar. Por obra y omisión.

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