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Adiós al maleficio de La Rosaleda, aunque al final fuese con algo de sufrimiento. El Málaga volvió a ganar en casa después de un largo ... periodo sin hacerlo. Lo consiguió ante el Lugo cerca de once meses, 330 días y diecisiete partidos después. El equipo blanquiazul acumulaba encuentros sin ganar en su estadio ante la decepción de sus aficionados y la preocupación interna por desaprovechar lo que siempre se considera una ventaja, sin conseguir que el campo de Martiricos se convirtiera en un fortín (para otros equipos es clave).
Estos malos resultados en casa obligaron al Málaga a pelear la pasada temporada por la permanencia hasta la penúltima jornada del campeonato, mientras que en esta ocupaba hasta este último encuentro el 'farolillo rojo'. Los nervios y hasta la ansiedad aparecían ya en el cuadro blanquiazul cuando tenían la presión de brillar en su estadio, ante su gente.
La anterior victoria malaguista en La Rosaleda llegó la temporada anterior, en la jornada decimoséptima, el 20 de noviembre. Fue contra Las Palmas, cuando el conjunto dirigido entonces por José Alberto López estaba precisamente arrasando en su campo hasta ese encuentro. El cuadro canario, curiosamente, estaba entrenado en ese momento por el actual técnico del Málaga, Pepe Mel.
El Málaga cambió de entrenador tras comenzar esa mala racha, llegando al banquillo blanquiazul Natxo González. Pero la recuperación fue insuficiente y el club decidió destituirlo también a los ocho encuentros y cuando quedaban otros tantos para el final (sin ganar tampoco en La Rosaleda). Fue entonces el turno de Pablo Guede, que tampoco logró que apareciera el triunfo en casa en otro periodo corto de trabajo. Así acabó la campaña anterior el Málaga, con doce encuentros seguidos sin conocer el triunfo como local.
Todo hacía indicar, sin embargo, que este ejercicio iba a ser diferente por los numerosos cambios realizados en la plantilla, pero tampoco estaba siendo así. Los malos resultados, de esta forma, se llevaron por delante a Guede y llegó Mel, que ha conseguido en su tercer partido en La Rosaleda, el quinto en total, sumar un nuevo triunfo ante una afición que siempre estuvo apoyando a su equipo, incluso en los peores momentos. Ante el Lugo, sin embargo, la alegría volvió al público de Martiricos.
Pero los aficionados tuvieron que sufrir algunos minutos ante la facilidad que encontraba el Lugo en sus ataques, lo que facilitó que el conjunto gallego consiguiera dos goles. Los instantes finales de la prolongación, de esta manera, fueron otra vez tensos, aunque el pitido final del colegiado supuso un alivio indescriptible para miles de malaguistas que ansiaban ya una victoria que se resistía. La alegría, de esta manera, se mezclaba a la salida del estadio con una cierta preocupación por no haber sido el equipo capaz de cerrar el encuentro y ganar con más solvencia después de ir por delante en el marcador con tres tantos. De hecho, al final, pese a la victoria, se escuchó de nuevo el cántico de «Manolo, vete ya».
De todas formas, todos pretenden ahora que este triunfo, que finalmente fue por 3-2, sirva como reacción para que el conjunto blanquiazul comience a escalar posiciones en busca de una zona más adecuada en la clasificación. Los objetivos de esta campaña, en cualquier caso, siguen ahora en el aire, si bien a partir de este momento la meta está puesta exclusivamente en acumular puntos que permitan al Málaga alcanzar una tranquilidad imprescindible que facilite el trabajo de la plantilla y el cuerpo técnico. Mel decía que sólo se puede pensar en el próximo partido, sin mirar más lejos.
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