Esta temporada ha vuelto el factor campo y la mayoría de equipos, por norma general, están consiguiendo mejores resultados cuando juegan como locales, algo que brilló por su ausencia durante la campaña anterior, en la que los estadios permanecieron cerrados por la peor situación de ... pandemia. Ahora, con la reapertura progresiva de los recintos futbolísticos, la afición está demostrando lo que jugadores y entrenadores no se cansaron de repetir durante la competición en silencio, que era un fútbol desnudo, como partidos de entrenamiento.
Publicidad
Ya queda lejos cuando Sergio Pellicer, extécnico malaguista, intentó dotar de ambiente a La Rosaleda haciendo sonar grabaciones enlatadas de los cánticos por la megafonía. Evidentemente, ni se acercaba a la realidad. La simulación se apagó por su propio peso y ya suena a mala broma. Lo cierto es que aquella 'soledad' se reflejó en los marcadores como local (a su favor corrió que sí era un equipo temible como visitante).
En cambio, el Málaga de esta temporada, con público en las gradas, es otro muy diferente, opuesto. El efecto de La Rosaleda está siendo muy relevante y recuerda a tiempos casi del blanco y negro, cuando jugar en casa multiplicaba el porcentaje de éxito. Los datos son contundentes: el equipo ya lleva 20 puntos como local mientras que la pasada campaña sólo logró 25 en toda la temporada, y ya ha igualado las victorias (seis) del ejercicio anterior. Es el mejor local junto a Las Palmas, justo por delante de Almería y Eibar, primero y segundo en la clasificación general. Es decir, La Rosaleda marca números de ascenso.
El último triunfo, contra el Tenerife, donde hubo que tirar especialmente de tesón, fue un claro ejemplo de la influencia que tiene la interacción de los aficionados. Minutos después del encuentro, los protagonistas lo reconocían. «A pesar de haberse desplazado en la última jornada y haber tenido que ver una derrota (ante el Cartagena), que fue dolorosa, han demostrado su fidelidad y lo importante que son», declaró Brandon. Por su parte, el técnico blanquiazul, José Alberto, se deshizo en halagos y animó para ir a más.
Publicidad
«Es una pasada jugar aquí con el ambiente que hay. Nunca le pido nada a la afición, pero sí me gustaría un esfuerzo extra de cara al sábado (contra Las Palmas, también en La Rosaleda, a las 18.15 horas). Necesitamos a todo el mundo. Creo que el equipo se lo está mereciendo. Vamos a apretar a ver si conseguimos esas dos victorias consecutivas por primera vez en la temporada. No puedo pedirles nada a los que vienen porque son la hostia. Pero necesitamos que el próximo partido sea una caldera, más que nunca», comentó.
Lo dijo tras un partido de lunes y que terminó al borde de la madrugada, aunque las condiciones adversas no evitaron que se registrase la segunda mejor entrada (15.700 aficionados) desde que La Rosaleda puede ocupar el 100% de su capacidad. Por ahora, el mejor registro sigue siendo el de la visita del Zaragoza, cuando acudieron 15.901 personas. A estos dos partidos le siguen el que les midió al Lugo, que tuvo 14.980 aficionados; ante el Fuenlabrada (12.831), y contra la Real B, este celebrado un jueves (12.130).
Publicidad
Como con la campaña de abonos, que se ha estancado en torno a la cifra de los 13.000 socios, el deseo del club es poder recuperar cifras prepandemia, por encima de los 20.000 asistentes, y entienden que partidos como el de este pasado lunes es el mejor de las presentaciones para captar adeptos. No es nuevo que mientras más ilusión genere el equipo, mayor será el respaldo. Y por su versión en La Rosaleda, el Málaga actual recuerda a precedentes positivos en la historia del club.
Las seis victorias y dos empates en los ocho partidos que ya se han celebrado en Martiricos suponen una dinámica especial que se asemeja sólo a otras cuatro campañas con un arranque parecido en casa en Segunda. En todas estas estas se tuvieron perspectivas de ascenso, y jugar como local fue fundamental. Ocurrió en las temporadas 47-48 y 48-49, esta última con ascenso incluido, igual que en la 81-82, con Benítez en el banquilo. La referencia más cercana es la última etapa de Muñiz, donde el lema «¡Vamos a volver!», ahora recuperado por la grada, sonó de forma muy intensa.
Publicidad
Temporada 47-48 A cargo de Campanal, el Málaga logró un espectacular torneo de Liga como local con doce victorias y dos empates. Acabó el curso en cuarta posición.
Temp. 48-49 Un año después, con Urquiri en el banquillo, sumó en todos los partidos de Liga como local. Acumuló trece victorias y un empate. Fue el ascenso a Primera con Bazán como 'pichichi' con 26 goles.
Temp. 81-82 Otra campaña recordada por un nuevo ascenso a Primera. Con Antonio Benítez al mando, el equipo sólo perdió un partido en La Rosaleda, contra el Atlético. El resto fueron 13 triunfos y cinco empates.
Temp. 18-19 El precedente más próximo es el primer año en Segunda tras el último descenso, donde Muñiz empezó el proyecto y luego llegó Víctor Sánchez del Amo. Con el asturiano hubo siete victorias y un empate en los primeros ocho encuentros en casa. El balance en La Rosaleda fue de 12 partidos ganados, cuatro en tablas y cinco perdidos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.