El Málaga de Guede sí puede

Guede. Hacía mucho tiempo que un nombre propio no levantaba tanta expectación y creaba tantas ilusiones en una afición, la malaguista, hundida por mediocridades y ... mediocres, que acudió en buen número a La Rosaleda para ver a su equipo en un partido muy difícil, con un gallito de la categoría como es el Valladolid. La racha del Málaga CF era para temblar, porque entre José Alberto y Natxo López habían metido al equipo, con la anuencia de Manolo Gaspar, en una dinámica perdedora superlativa, y es que no se puede dirigir una nave, sea cual sea, sin ilusión ni fe, y ninguno de los dos entrenadores que han pasado en estos últimos meses por Martiricos eran, ni mucho menos, la alegría de la huerta. Guede llegó y ya sembró la ilusión, las ganas, la fe. Eso es importante. Pero no sólo fue sobre el papel, es que el Málaga, pese a sus muchos defectos y sus tremendas carencias, fue otro. Jugó de otra forma, con otras ganas, con otros ademanes... Cuando Vadillo logró el 2-0 la verdad es que todos soñamos con tres puntos que hubiesen sido casi definitivos en el objetivo (triste, pero el que hay) de salvar la categoría. No pudo ser, entre otras cosas porque la mala suerte se combinó con malas decisiones defensivas, y al menos uno de los dos goles vallisoletanos pudo haberse evitado... Es verdad que Dani Martín estuvo espléndido, pero también que se pudieron marcar más goles, pero Adrián está a años luz de lo que puede ser, y erró dos ocasiones que ni en sueños. El 2-2 no lo movió nadie, aunque la verdad es que cualquiera de los dos pudo ganar. Hubiese sido una tremenda injusticia que el Málaga hubiese perdido, porque sólo esa ilusión ya mereció al menos el punto conquistado.