Guede conversa con Capa y Bravo durante un entrenamiento. mariano pozo

Guede despista a los rivales

Hubo que esperar a su sexto partido para que el técnico del Málaga repitiera sistema. Él, Bravo y Capa diseccionan a los adversarios para buscar puntos fuertes y débiles

Miércoles, 18 de mayo 2022, 00:25

Apenas horas después del anuncio del fichaje de Pablo Guede como entrenador del Málaga, SUR titulaba una de sus informaciones el domingo 3 de abril: «Sin sistema definido y amante de cambios en el once para que nadie se sienta fijo». No ha sido necesario ... un mes y medio (precisamente hoy) para constatar que el héroe del ascenso en 1998 mueve fichas constantemente; de hecho, lo hizo el mismo día de su debut con distintas variantes tácticas. Pero sí hubo que esperar al domingo, en Tenerife, para que en su sexto encuentro repitiera planteamiento de salida (4-4-2 en rombo). Tantas combinaciones acaban por despistar a los rivales, que de un tiempo a esta parte se ven sorprendidos en los primeros minutos por los matices del esquema elegido.

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La trayectoria de Guede ha estado marcada siempre por su empeño en 'mover el árbol', una cualidad que ya exhibía como jugador, con un dinamismo y una tenacidad que acababan por desquiciar a los defensas. No en todos los equipos le ha dado réditos esa filosofía de no contar con un esquema fijo y de rara vez repetir una alineación. Primero, porque los cambios de sistema acaban por generar críticas en el entorno cuando un equipo no termina de carburar y entonces se exige estabilidad, y segundo, porque en un vestuario es complicado inculcar a los futbolistas que nadie es titular y que 'la camisa' –como decían los antiguos– sólo se mantiene en función del adversario y del esfuerzo diario.

El precedente de Iban Andrés

Nada más comenzar la negociación con Manolo Gaspar para ocupar el puesto de Natxo González, el hispanoargentino expuso que no tenía previsto incorporar ayudantes a su cuerpo técnico y que iba a contar con personas del club. Estaba cantado que podía tirar de un buen amigo, Bravo –'el capi', como siempre lo ha llamado–, y así sucedió, pero la decisión más llamativa ha sido el papel más relevante que ha otorgado a Capa. El rol de este recuerda a lo sucedido con Iban Andrés, que sin ser el segundo entrenador de Javi Gracia sí lo era de facto. Tenía un peso enorme en las decisiones del navarro, incluso en los partidos, cuando los seguía desde arriba y se comunicaba por teléfono constantemente con Íñigo Arteaga, preparador de porteros, ubicado junto al banquillo. No obstante, ahora Capa mantiene su función de analista, pero sí se sienta en el banquillo y también se le ve dando indicaciones a determinados jugadores en momentos puntuales del encuentro. No puede sorprender este 'ascenso' porque son unánimes los elogios sobre sus conocimientos, tanto internamente como por parte de anteriores técnicos.

A estas alturas ya no es una sorpresa que Guede cambie el sistema. Y no ya de un partido a otro, sino durante el mismo partido (y en este caso hasta dos o tres veces). El técnico malaguista optó en Tenerife por un 4-4-2 en rombo mientras que con balón se transformaba en un 3-3-2-2 (con Genaro como un central más para ayudar en la salida de la pelota y Dani Lorenzo como medio centro a la altura de los laterales). El planteamiento inicial con rombo fue el primero que ya había utilizado en un encuentro anterior; concretamente, en Leganés y también con victoria a domicilio (0-3). Es cierto que la semana anterior a este compromiso recurrió a él tras el descanso contra el Valladolid, cuando abandonó el 5-3-2 por el que había apostado de salida.

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Carga de trabajo táctico

Además del 4-4-2 en rombo y del 5-3-2, Guede ha empleado otros sistemas distintos. Contra el Eibar en La Rosaleda acogotó de salida al rival con un 4-2-2-2 (al estilo del 'cuadrado mágico' de Pellegrini), en Las Palmas recurrió a un 5-4-1 que no salió del todo bien (pasó a defensa de cuatro en la segunda mitad) y en casa frente al Oviedo el esquema fue un 4-1-4-1. Emplear indistintamente planteamientos con tres centrales o con cuatro defensas exige más carga de trabajo táctico, pero también permite comprobar qué jugadores tienen más capacidad para combatir los puntos fuertes del contrario o para aprovechar los que son más débiles. Eso resulta clave para aprovechar el trabajo que Guede, Bravo y Capa realizan cada semana para diseccionar a los contrarios.

Los continuos cambios de jugadores obedecen en parte a esa premisa innegociable para Guede de analizar concienzudamente a los contrarios para explotar los virtudes y defectos de estos. Pero además el hispanoargentino también ofrece muestras de entrenador antiguo. Da valor a los pulsómetros y a otras herramientas que permiten desmenuzar los datos de rendimiento en cada sesión preparatoria, pero está muy encima en el trabajo de sus pupilos y son continuas sus alusiones a la intensidad en cuanto ve a un futbolista levantar el pie. «Si sigues andando, no juegas», es otra frase habitual en él. Las sensaciones del día a día también influyen para dar uno u otro paso si varía el esquema.

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