El Málaga, a mantener su identidad en casa

Que la Segunda División no admite un ápice de relajo han podido constatarlo los dos rivales que en Martiricos afrontan el quinto capítulo liguero. El Málaga, lejos de aprovechar su superioridad numérica, alfombró el camino del gol al Almería y a renglón seguido estuvo tan contemplativo y noqueado que recibió la sentencia. Por su parte, el Girona ha pagado con creces la falta de intensidad en las primeras partes, sin opción a que la reacción posterior bastara para nivelar el duelo (sus cuatro goles llegaron en la segunda mitad, tres de ellos del minuto 83 en adelante). En La Rosaleda no hay runrún porque la imagen y el juego están por encima de los resultados (pura cuestión de falta de gol), pero más le vale al conjunto de José Alberto no encadenar otro tropiezo en vísperas de la doble salida, frente a rivales fuertes en casa como la Ponferradina y el Sporting. Aunque ya se sabe que en esta Liga la teoría vale más bien poco y que la lógica no invita a pronósticos...

Los problemas del Málaga parecen definidos a domicilio, pero no son tantos en casa. Cierto es que el gol llega casi por aplastamiento al rival –rémora sin solución de momento por la ausencia de Sekou–, pero hasta el propio entrenador hoy visitante, el exjugador malaguista Míchel, empleó un término relevante en su análisis previo al encuentro, «energía». Esa es la principal virtud del conjunto blanquiazul, que por exceso llevó al desfondamiento frente al Mirandés y que dos semanas más tarde, con un control más evidente, condujo a apabullar al Alcorcón. Y ese ha sido el defecto del cuadro catalán, que lo ha llevado a verse contra las cuerdas al descanso.

Bajo el paraguas de una Rosaleda volcada (y en esta ocasión, con aproximadamente el doble de espectadores que en la cita frente al cuadro alfarero), el Málaga ni puede ni debe perder su identidad. El regreso de Escassi suma tanto en el aspecto táctico como en el mental dentro del grupo. Su capacidad de liderazgo es crucial para mantenerse firmes en el camino ya marcado, aunque queda conocer si José Alberto mueve fichas para evitar que el equipo se muestre excesivamente previsible. La apuesta por la pareja Brandon-Antoñín en ataque definitivamente no funciona (en particular, el papel del hijo pródigo) y al mismo tiempo la chispa que ofrece Roberto en sus apariciones alimentan el debate. Igual que la necesidad de cierta capacidad para controlar los partidos desde el juego, no desde la recuperación. Futbolistas como Jozabed y Ramón ya están disponibles. Pero, ¿cómo deshacer el tándem Escassi-Luis Muñoz? Sólo parece factible con un cambio de dibujo –es decir, renunciar al 4-4-2 para retornar al 4-1-4-1 que tantos éxitos dio la campaña anterior– o con la presencia de Jozabed o Luis Muñoz como segundo punta. También está la vía de prescindir de alguno de los extremos para reubicar a uno de los dos puntas hasta ahora fijos, aunque a Brandon le gusta más moverse en la izquierda, de momento territorio de Kevin.

Por encima de todo, el Málaga debe mantener esta noche su identidad en La Rosaleda y mostrar la energía habitual, en este caso arropado por más público. Sólo así no empezarán los nervios en torno a una plantilla de la que se esperan mejores resultados, aunque las carencias en la definición ya pesen más de la cuenta. El Girona. cuyas opciones suelen pasar en gran medida por el acierto de Stuani, no puede contar con el ariete uruguayo tras no haberse recuperado de molestias en el pubis.