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El Málaga se reconcilia con La Rosaleda. El conjunto blanquiazul vuelve a sentirse en casa al fin. Con la victoria ante el Sabadell logró encadenar por primera vez esta temporada dos triunfos consecutivos en Liga como local. La anterior celebración fue hace dos semanas ante ... el Rayo Vallecano y sirvió para cortar una racha histórica en negativo de nueve partidos sin vencer como anfitrión.
Ante el conjunto arlequinado, los blanquiazules se apuntaron la cuarta victoria en su feudo de los que va de Liga, lo que confirma su clara mejoría en su estadio. Además, el equipo que dirige Pellicer demostró sentirse de nuevo cómodo y con confianza en sobre el césped de Martiricos, donde dominó de principio a fin. Supo jugar con paciencia y sin demasiada presión. Se adelantó a falta de media hora y aguantó el resultado hasta el final, cuando pudo provocar un penalti que acabó por cerrar el resultado en un holgado 2-0.
Una noticia muy positiva para el Málaga, que en muchos momentos de la vigente campaña no se llegaba a explicar sus malas actuaciones en La Rosaleda. Eso ya forma parte del pasado y la percepción para afrontar los partidos como local ha cambiado radicalmente para mejor. Un síntoma muy oportuno cuando aún quedan siete partidos más de Liga por jugarse en el estadio malaguista; muchos de ellos ante rivales de la zona de abajo que también luchan por la permanencia (como Tenerife, Albacete, Fuenlabrada o Castellón).
«Todo está en la cabeza. Es lo que nos hace mover las piernas. Y estas dos victorias ante el Rayo y Sabadell reconfortan mucho al equipo. Con esto, los jugadores seguirán creyendo y ofreciendo esa alma que han demostrado de nuevo contra el Sabadell. Siempre digo que el aspecto anímico es muy importante», valoró el entrenador del equipo, Pellicer, tras el partido. Fue unas de las muchas notas positivas a resaltar de la última victoria. Algo que compensa el bache de resultados como visitante (perdió ante Sporting y Mirandés, sus últimas salidas).
Resulta poético que esta remontada de sensaciones en La Rosaleda esté protagonizada por uno de los malagueños del equipo. Luis Muñoz, que lució brazalete de capitán por la suplencia de Lombán, volvió a firmar una tarde para el recuerdo marcando los dos goles del partido frente al Sabadell, y que se unen a los dos que ya realizó en los encuentros anteriores celebrados en territorio blanquiazul. El que consiguió frente al Zaragoza, que no evitó la derrota, y el que sí pudo celebrar con satisfacción contra el Rayo Vallecano.
En total, cuatro goles en el último mes que le aúpan a lo alto de la lista de máximo goleadores del equipo igualando a Juande y Chavarría. A este último fue dedicado el gol de Luis Muñoz como gesto de ánimo (mostró una camiseta con el dorsal y nombre del airete argentino) por su reciente lesión de larga duración y que ya no le permitirá jugar más esta temporada. Igual de reseñable, aunque no figuraron como goleadores, fueron las actuaciones de los otros malagueños: Escassi y Joaquín.
El primero volvió a demostrar ser fundamental en el centro del campo leyendo todos los movimientos del partido, y el segundo fue el asistente del gol de Luis Muñoz con una gran jugada pegado a línea de fondo, una acción que le caracteriza. Por lo tanto, se pude hablar de una núcleo malagueño que pilares del actual Málaga, toda una satisfacción añadidada para la dirección deportiva, la cual intentó buscar para la plantilla un mayor sentido de pertenencia.
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