Genaro está llamado a ocupar la plaza de Escassi por delante de la defensa. salvador salas

El Málaga, al cobijo de La Rosaleda para rearmarse

Tras las dos derrotas seguidas y el mazazo de la lesión de Luis Muñoz, el equipo necesita recuperar su nivel ante el Fuenlabrada con una medular renovada

Domingo, 3 de octubre 2021, 00:16

El Málaga vuelve al cobijo de La Rosaleda. Esa es la mejor noticia para un equipo que en un par de semanas ha encadenado contratiempos ... hasta convertir la cita de hoy en demasiado relevante. La clasificación aún se mira de reojo porque el torneo liguero en Segunda División es eterno, pero otro tropiezo esta tarde, frente al Fuenlabrada (de nuevo a las cuatro), supondría contar con un pobre bagaje de dos triunfos en ocho partidos. El equipo dirigido por José Alberto necesita rearmarse para satisfacer las expectativas generadas ahora que ya no figura entre los más pobres de la categoría.

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Con la incógnita de cuántos aficionados congregará una vez se ha permitido completar el aforo, el Málaga ha encadenado dos derrotas consecutivas –la primera de ellas, en Ponferrada (4-0), descorazonadora para aquellos que ya miraban hacia arriba con plena convicción–, una nueva ausencia del futbolista que le da equilibrio (Escassi, sancionado por un partido) y el tremendo mazazo de la pérdida durante muchos meses (quién sabe si hasta el final de la temporada) de Luis Muñoz, el centrocampista con más gol de un tiempo a esta parte.

Mirar hacia adelante

Por eso al Málaga le toca rearmarse, mirar exclusivamente hacia adelante, olvidar su muy poco esperanzador balance a domicilio, no dejarse llevar por la decepción (ni por el victimismo) y, sobre todo, centrarse en aquellos aspectos positivos que le han permitido brillar en momentos puntuales. Y como estos se han producido casi siempre en los compromisos en La Rosaleda –donde además todavía no ha encajado un solo gol–, afrontar el envite de esta tarde con renovada ilusión. Entre otras razones, porque el Fuenlabrada va a obligarlo a picar mucha piedra. El conjunto madrileño llega imbatido a domicilio tras superar a un rival llamado a mucho esta temporada (el Tenerife, por 0-2) y empatar a cero con el filial de la Real Sociedad y con un teórico candidato al ascenso, el Huesca. Sólo la falta de gol parece frenar las aspiraciones de los pupilos de José Luis Oltra, aunque esta tarde causa baja la pieza principal de la cobertura, el central Pulido, por una lesión muscular.

Claro que, comparado con el Málaga, el Fuenlabrada puede llorar por un ojo. Porque de un plumazo José Alberto pierde para esta octavo capítulo liguero a esa pareja de centrocampistas que inicialmente él no terminaba de ver, Luis Muñoz-Escassi, y a la que luego supo sacar rendimiento con determinados ajustes tácticos. Y no se sabe cuál de las dos ausencias tiene mayor peso, porque Escassi es el sostén en la medular pero Luis Muñoz se había erigido en una pieza de enorme vigor e influencia en diversos aspectos del juego. El entrenador reclamó el viernes, una vez confirmada la grave lesión del segundo capitán, un «paso adelante» de otros centrocampistas, aunque ello implica fortaleza en la contención y llegada con gol. Y esas dos virtudes no parecen aunarlas Jozabed, Ramón o Ismael Gutiérrez. De ahí que este detalle, unido a que entrará en liza un futbolista para suplir a Escassi (la opción más probable es Genaro), alimente la duda sobre si el ovetense se inclinará por mantener el 4-4-2 o poblará el centro del campo con un efectivo más a costa de un punta.

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Sekou, el aliciente

Desde luego, como contrapeso a tanta situación adversa, la presencia de Sekou en el once inicial –ya en el estado de forma adecuado– supone un aliciente extraordinario para los propios jugadores malaguistas. Con o sin otro punta a su lado (porque Brandon puede caer a la banda izquierda para que entre otro centrocampista), el hispanosenegalés es una pieza crucial no sólo para que el equipo muestre más capacidad realizadora, sino para generar ocasiones. De ahí la enorme importancia de la grave lesión de Luis Muñoz, el mejor llegador. Pero al Málaga no le queda otra que mirar hacia adelante y pensar que al cobijo de La Rosaleda, de su afición, siempre le resultará mucho más fácil rearmarse.

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