Los extremos del Málaga no aportan: más ruido que nueces

Que después de 32 encuentros de Liga el mejor 'asistente' del Málaga sea un lateral derecho dice muy poco de los extremos. Es más, pese a que el rendimiento de Víctor Gómez los cuatro últimos meses nada ha tenido que ver con su explosivo comienzo de temporada se mantiene como el futbolista blanquiazul con más pases de gol. Cuenta con cuatro, si bien tres de ellos se produjeron casi de forma consecutiva, en las jornadas 10.ª, 12.ª y 13.ª, contra el Zaragoza, el Lugo y el Oviedo (para un tanto de Brandon y dos de Genaro).

Mientras en el caso de los delanteros centros existía de salida más recelo por los problemas físicos de Chavarría (la grave lesión de rodilla) y Sekou (casi un año en blanco) se daba por seguro que los extremos iban a tener un papel crucial en las previsiones optimistas del equipo. Efectivamente, se ha comprobado que el rendimiento y los resultados del Málaga han tenido demasiado que ver con el papel de los centrocampistas de banda, que han sido el espejo del equipo.

¿Se puede salvar alguno de los extremos en un balance global de los tres primeros cuartos de Liga? En absoluto. Paulino, eso sí, sale mejor parado gracias a los goles en el primer tramo y también a su capacidad para desbordar y generar zozobra en los rivales. Sin embargo, su rendimiento ha caído en picado desde que sufrió una neumonía bacteriana antes de las vacaciones navideñas. A partir de ahí su rendimiento ha sido muy decepcionante.

Algo similar sucede con Kevin después de un primer mes y medio esperanzador. En ese corto periodo dejó destellos, pero habitualmente con tiros a puerta que se estrellaban en los palos. En lo que respecta exclusivamente a los parámetros que miden los directores deportivos a la hora de valorar a los extremos, el futbolista del Llano de la Trinidad aún no ha visto puerta y sólo se le puede computar participación en un gol. Fue en el primero de los dos de Paulino contra el Girona en La Rosaleda –única victoria blanquiazul por más de una diana– con un pase interior al cántabro que este resolvió con tiro desde la frontal ajustado al palo derecho.

En el rosario de decepciones de la temporada tiene especial protagonismo Antoñín, especialmente porque es un jugador con capacidad para ver puerta o al menos para intervenir en los goles. Nadie puede discutir que nunca ha terminado de arrancar y que su rendimiento ha sido muy decepcionante (pese a los intentos de los dos entrenadores por recuperarlo); en cambio, cuenta con dos asistencias –ambas, en el partido en casa frente a la Real Sociedad B– y un tanto (el primero del equipo contra Las Palmas). También se esperaba mucho más de Jairo, máxime tras participar en el primer gol blanquiazul en la Liga (el 2-1 en Ibiza), pero entre la falta de continuidad –ganada a pulso en momentos puntuales por su frialdad– y el desacierto de sus compañeros en algunos encuentros –sin ir más lejos, el sábado en Fuenlabrada– la temporada casi se le ha pasado de largo.

Por último, merecen mención aparte otros tres futbolistas blanquiazules. Hicham apenas ha estado a disposición de los entrenadores por sus continuos problemas físicos, Brandon ha jugado más en punta que en las bandas y en cualquiera de los casos se ha mostrado demasiado impreciso, y Vadillo, aterrizado en invierno, cuenta con dos asistencias (frente al Cartagena, en un córner, y en el segundo gol en Lezama frente al Amorebieta), pero también da la sensación de que tiene cualidades para ofrecer muchísimo más. Como casi todos los extremos del plantel. Al final, en sus actuaciones ha sido más el ruido que las nueces.