Más que hablar de las opciones del Málaga en el mercado de invierno, habría que hacerlo de que el Málaga llegue vivo al mercado de invierno. Con dos victorias en 16 partidos, 11 puntos y todavía cinco compromisos por delante (tres de ellos, frente a ... aspirantes al ascenso), el objetivo no puede ser otro que evitar descolgarse de la zona de permanencia. Y a partir de ahí tratar de acertar en los remiendos –está por ver si merecerán la etiqueta de 'refuerzos'– para cerrar una plantilla no tan descompensada.
Como lo barato suele salir muy caro, no vale con argumentar que existe poco límite salarial o que las dificultades para mejorar el equipo en diversas zonas del campo van a ser enormes. Para eso existe en un club la dirección deportiva: para manejar el mercado, para buscar todo tipo de alternativas, para buscar salida a los menos utilizados, para fajarse con los representantes...
Reforzar las bandas es la prioridad y hasta el momento siempre se ha hablado de los extremos –donde Pablo Guede hizo de la capa un sayo con el beneplácito de Manolo Gaspar–, y del lateral derecho, donde la apuesta por Juanfran ha sido de momento un fiasco, y la elección de Ramalho y Bustinza como recambios, entre una frivolidad y un despropósito.
Pero, ¿y el lateral izquierdo? Porque el Málaga tiene ahí su vía de agua más preocupante y no hay forma de que se solucione. Si ya fue un riesgo de salida, los parches posteriores no resuelven un déficit muy grave. Resulta inexplicable el planteamiento de que iba a configurarse un equipo para aspirar a las mayores cotas (pelear por el ascenso) con un futbolista tan extralimitado como Javi Jiménez y con un meritorio tan poco convincente como Víctor Olmo (posteriormente, lesionado de gravedad). Y menos aún si, como era el planteamiento inicial de Guede –que se evaporó tras el primer partido, porque en los cinco posteriores optó por cuatro defensas–, debían asumir el rol de 'carrileros' con tres centrales; es decir, con un papel relevante en la faceta ofensiva.
Como estaba cantado, ni Javi Jiménez ni Víctor Olmo han estado a la altura y, particularmente, el primero ha confirmado los peores presagios. Sólo que ahora sus errores son notablemente más graves que la pasada temporada y, sobre todo, partido tras partido. La grave lesión de Víctor Olmo condujo a fichar a toda prisa un recambio y se eligió a Lumor, por el que únicamente había que preguntar en Mallorca para cerciorarse de que es un caos en defensa. Ahí Pepe Mel se dejó llevar por su papel en los entrenamientos y dio el visto bueno al fichaje. Pero, a la postre, en la Liga no lo ha utilizado en su puesto –pese a las gravísimas pifias de Javi Jiménez– y únicamente lo hizo en Copa, donde el ghanés se vio superado continuamente. Nadie se explica para qué ha venido Lumor. La consecuencia ha sido utilizar a Bustinza como un parche sin mejor resultado y, en Zaragoza, recurrir a Cristian, que estuvo muy por encima de lo que se esperaba, pero al que convendría no alejarlo del área contraria. Por eso, ¿de verdad que nadie plantea en el club fichar un lateral izquierdo?
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