El plan del Málaga con el fichaje del nuevo director deportivo

Mientras tanto, la entidad considera que puede seguir funcionando estos próximos meses sin realizar un nuevo nombramiento por el momento. No pretenden precipitarse y fichar a un nuevo máximo responsable deportivo, que presumiblemente llegaría a corto o medio plazo y también podría traer un ayudante o incluso formar un nuevo equipo. Esta es la respuesta que se han llevado los más de veinte ofrecimientos que ya han llegado a las oficinas de La Rosaleda para hacerse cargo de la dirección deportiva. Ofertas de todo tipo y nivel que empezarán a valorar el administrador judicial, José María Muñoz, y el flamante director general, Kike Pérez, junto a otras opciones en las próximas semanas.

Esto es posible porque, antes de marcharse, Manolo Gaspar aceptó cumplir con un último servicio y dirigir el mercado de fichajes de enero, en el que el club tenía la obligación de reforzarse con precisión para potenciar al equipo en busca de la permanencia en Segunda. Lo explicó él mismo en su despedida, ya que se planteó dimitir cuando salió Pablo Guede. Pero lo reconsideró y dejó resueltos los objetivos principales que se plantearon, que era fichar a tres jugadores y dar salida a otros tantos en las primeras semanas del mercado.

Lo que viniera después era de propina, como fue el cambio de entrenador con la destitución de Pepe Mel y la llegada de Pellicer. Estuvieron a punto de hacerse algunas operaciones más con varios futbolistas, pero no se consumaron por falta de interés de todas las partes en la última jornada de la ventana de transferencias, que, una vez cerrada, también evita cualquier salida inesperada. Así que, resuelto el tema de los fichajes, uno de los asuntos más decisivos dentro de una dirección deportiva, ya había vía libre para la emotiva despedida que protagonizó Manolo Gaspar.

Ahora, ya sin cabeza visible, el día a día, lleno de tareas de organización y asistencia a la plantila, lo afronta el equipo de ayudantes que estaba a cargo del paleño y que siguen en el club, como por ejemplo el secretario técnico, Francisco Capote. Aunque con esta situación el que toma más peso en las decisiones relacionadas con el vestuario y sus problemáticas es el entrenador, Sergio Pellicer. El castellonense, muy respetado en el club por su labor en la anterior etapa –cuando gestionó con éxito una coyuntura también compleja–, adopta ahora de alguna forma la figura de mánager general.

Este es un rol cada vez menos extendido en el fútbol pero que llegó a ser el modelo habitual en el fútbol inglés (con referentes como Ferguson) y que en el Málaga apenas tiene el precedente de Muñíz en 2008, cuando además de entrenar se encargaba de fichar y gestionar. Aunque en principio Pellicer no tiene el cometido de fichar en este Málaga, sí es en la actualidad una figura clave en las decisiones a tomar. Y es que no sólo de fichajes viven las direcciones deportivas. En este sentido, hay que sacar adelante múltiples tareas mientras se reestructura esta área. Estas van desde el seguimiento de los jugadores hasta cuestiones meramente logísticas y organizativas, que también se hacen más complicadas de por sí por la tensión que existe a raíz de los malos resultados.