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En el Málaga ha pesado la enorme losa que ha arrastrado en su regreso a Segunda División por la falta de acierto de cara a ... portería. Una vez se diluyó la irrupción de Antoñito y los goles de Dioni se sucedían cada vez con menor frecuencia, el conjunto blanquiazul acusó en exceso la ausencia de 'pólvora' de sus delanteros (sólo un gol liguero de sus otros dos puntas, Castel y Baturina). Y no era una cuestión de falta de intentos: si bien es uno de los equipos que menos disparos totaliza, han sido varias ocasiones claras las que ha tenido para anotar algún que otro tanto más (el conjunto blanquiazul, según los 'goles esperados', debería haber anotado como mínimo uno más, más los dos penaltis que ha errado este curso). A pesar de los resultados negativos, un empate y dos derrotas en tres partidos, el Málaga comienza a ver la luz al final del túnel en cuanto a su efectividad de cara a portería, anotando tres dianas de los cinco disparos a puerta que ha registrado en esta serie de encuentros (el gol frente al Almería no se contabilizó como un disparo a portería, lo que habría supuesto seis remates en lugar de cinco).
Frente al Levante, el Málaga llegaba al choque liguero con el estatus de equipo prácticamente imbatible (seis porterías a cero consecutivas y cerca de 600 minutos sin encajar) pero con una sequía goleadora preocupante. Rápidamente la ironía del fútbol se hizo notar en el Ciudad de Valencia, y la racha defensiva de los de Sergio Pellicer concluyó en el primer cuarto de hora del partido, pero también encontraron la recompensa con dos goles (primero de Larrubia, el jugador más en forma del equipo, y el segundo lo rubricó Dani Lorenzo) en sus tres remates a portería (un 66 por ciento de efectividad).
Registró dos tiros a puerta, tímidos, frente al Castellón, aunque no fue capaz de atravesar la portería de Gonzalo. Dentro del aciago duelo en Castalia, el Málaga tuvo algunas oportunidades claras en el tramo final del primer tiempo, pero fue superado con creces por el conjunto albinegro.
Ante el Almería, no registró ningún remate entre los tres palos, aunque el testarazo de Dioni que acabó con el 1-0 bien podría ser uno, pero fue contabilizado como gol en propia puerta del guardameta, y aprovechó al máximo sus oportunidades. En cuanto al juego, de nuevo compitió 'de tú a tú' a un rival de superior entidad, como ya hizo frente al Racing y demostrando que «le quedan mejor las botas de barro que los zapatos de ejecutivo» como dijo su entrenador. Sin embargo, la falta de clarividencia en los últimos metros de sus atacantes en la toma de decisiones penalizó al Málaga y de qué manera, dejando escapar su ventaja en el último suspiro.
Con el desarrollo de la competición, comienza a verse lo que es este Málaga: un equipo aguerrido, que en pocas ocasiones baja los brazos y que poco a poco empieza a mejorar en su efectividad cara a puerta, aunque aún le queda mucho por hacer en este aspecto.
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