Diez años del Dortmund-Málaga de Champions

«Fue un robo, a eso hay pocas vueltas que darle»

Ni el tiempo, ni menos aún la llegada el videoarbitraje años después, puede suavizar la amargura de verse fuera de un logro así castigado por una actuación nefasta del escocés Craig Thomson, mal secundado por sus asistentes. Superado por las circunstancias, por la presión ambiental de un Signal Iduna Park lleno, quedó marcada para siempre y frenada la carrera arbitral de uno de los nombres más ignominiosos en la historia del Málaga.

Hubo un doble fuera de juego flagrante en el gol del 3-2, que marcaba la eliminación malaguista. Primero Lewandowski pone un centro al área con cuatro compañeros adelantados, en ese clásico movimiento de defensa en línea que suelen obrar los equipos de Pellegrini tomando como referencia la línea frontal del área; luego, otro del central Felipe Santana, porque cuando va a rematar está por delante de Caballero y sólo hay un defensor malaguista más avanzado. También se reclamó la expulsión de Bender y una falta previa a Portillo en la acción del 2-2.

Hasta el 89 el Málaga ganaba por 1-2 (entonces valían doble los goles fuera en caso de empate en el global de los 180 minutos), con tantos de Joaquín y Eliseu, tras un sufrido 0-0 en La Rosaleda. «Fue un robo. A eso hay pocas vueltas que darle. Lo tendremos siempre clavadito, es una de las noches amargas que me llevo de mi carrera», sentencia Jesús Gámez. Sus palabras bien podrían haber sido sacadas de la zona mixta del estadio minutos después de la derrota, pero fueron pronunciadas a este periódico una década más tarde, lo que da idea de lo imborrable de este episodio. «Lo que molestan son los errores gruesos, que son muy difíciles de perdonar. A nosotros nos mandó para la casa. No fue un 'offside' de cinco centímetros», recalca Caballero, otro de los protagonistas, salvador con numerosas paradas de balonmano en la ida y en la vuelta, pero que nada pudo hacer ante Thomson y sus ayudantes.

«Todos fuimos conscientes de lo que pasó. El Borussia era de los mejores equipos de Europa. El Málaga compitió de igual para igual y todo se resolvió en decisiones por las que nos sentimos perjudicados», apunta Julio Baptista. Los errores se vieron dentro y fuera del campo. Los apreció Weligton, baja en la cita, desde la grada: «No sólo yo, sino también todos los compañeros y la afición, tenemos un recuerdo muy frustrante. Si nos hubieran metido cuatro en el partido habríamos sufrido menos».

«Es un sabor agridulce después de tantos años. Me quedo con lo positivo y lo que pudimos vivir ese año. No dejamos de lograr algo histórico», opina Ignacio Camacho, otro de los que estuvo en el campo y que después de tanto tiempo prefiere hacer otro tipo de lectura. «El equipo había llegado a un puesto de Europa donde nadie imaginaba y había una ilusión tremenda. Entonces el Málaga no era sólo de la ciudad, sino de toda España, que estaba apoyando a un equipo que representaba el país», recuerda Baptista.

La herida escuece más si cabe después de la introducción del videoarbitraje en el fútbol de élite. «Está claro que con VAR estaríamos hablando de otra situación. No sé lo que hubiese pasado en semifinales ante el Real Madrid... El gol de Eliseu (el 1-2) no se ve muy bien, pero por su parte los dos goles finales son dudosos y podríamos analizarlo», argumenta Camacho, ahora director deportivo en la cantera del Atlético de Madrid. «Sabemos cómo funciona el fútbol. Con VAR aún siguen sucediendo cosas raras, pero está claro que con él hubiéramos pasado a la siguiente ronda», se pronuncia Weligton, y Caballero reforzó en parte su argumento al añadir que «ni siquiera la tecnología nos da la certeza».

«La verdad es que fue una vergüenza», proclamó el técnico malaguista, Manuel Pellegrini, en un documental estrenado el pasado jueves por Movistar. El chileno aludía más al sesgo en las decisiones de los trencillas tras el 1-2, inclinados por la presión del momento, más que quejarse de una acción puntual concreta.

Más allá del robo, ¿pecó el Málaga de inexperiencia en el manejo del partido en el tramo final? Los protagonistas, muchos más que curtidos en el fútbol, no lo ven así. «De cien partidos en la misma situación no volvería a pasar. No lo achaco a un error concreto, había jugadores experimentados», afirma Camacho. «Después del partido lo hubiéramos planteado de otra manera, presionar más arriba, parar más el partido... Es fácil opinar., pero si hubiésemos estado más listos...», expone Weligton. «Analizarlo es complicado. Sucedió todo tan rápido... Esa burbuja del campo, ese ambiente. Lo teníamos a favor, y cambió rápidamente. Pero les pasa mucho a equipos que juegan, por ejemplo, en el Bernabéu y te dan la vuelta al partido», sostuvo Gámez.

¿Y ahora qué? ¿Conviene quedarse con la frustración o valorar todo lo que se logró? «Ya dolió mucho. Es como cuando se pierde una persona, pero en la situación que esta el Málaga ahora (alude a su riesgo elevado de descender a Primera RFEF), al menos hay que celebrar lo que se vio», se pronuncia Caballero. Y le secunda Jesús Gámez, que junto a Isco, Portillo, Juanmi o Recio vivieron la Champions en su tierra natal. «Para mí fue único. Me tocó todo, a nivel de sentimiento... Escuchar el himno de la Champions en La Rosaleda. De chiquitito uno quiere jugar en el equipo de su ciudad y llegar a eso», sentencia el fuengiroleño. El malaguismo lo vio así tres días después del escándalo, en un Málaga-Osasuna liguero. 'Fuisteis, sois y seréis héroes' o 'Todo lo que hacéis en la vida tiene su eco en la eternidad. Gracias Málaga«, rezaron dos pancartas entonces.