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El bache del Málaga no es una cuestión de tres partidos malos. El hundimiento del equipo en la segunda vuelta es notorio. Es difícil rescatar ... un partido notable del equipo, apenas algunos en los que compitió a domicilio ante rivales que luchan por subir a Primera (el 3-2 en Anduva o la derrota in extremis en Oviedo por 2-1), pero sin llegar a unos merecimientos de victoria. Y los tres duelos que ganó, ante los de abajo (Tenerife, Ferrol y Cartagena), con más pena que gloria.
Como quiera que la crisis de juego y resultados no es nueva, pero lo que sí lo que se ha estrechado es el margen de maniobra (de diez puntos de ventaja sobre la zona de descenso a tres) para llegar a sellar la permanencia, sorprende el discurso complaciente que se percibe desde el propio equipo malaguista, y en el que el portavoz principal es el entrenador, Sergio Pellicer, por la simple razón de que se ve obligado a hablar dos veces por semana ante los medios de comunicación.
«Estamos jugando mejor que en la segunda vuelta que en la primera, pero sin recompensa», manifestó el técnico el viernes antes del duelo contra el Córdoba, y seguramente la mayoría de aficionados no estarían de acuerdo con el argumento. «Ahora no están llegando los resultados. No estamos teniendo esa suerte, como sí la tuvimos en la primera vuelta», afirmó el domingo tras la derrota en el derbi Manu Molina. También se pudo oír a Dani Sánchez manifestar que «hemos tenido ocasiones como para matar el partido en la primera parte. Hemos hecho cosas muy buenas en la primera mitad», en relación a un periodo en el que el Málaga dispuso de dos buenas oportunidades, el contragolpe de Kevin (con un mal último pase) y el remate al larguero de Chupete (en una acción invalidada por fuera de juego). No hubo disparos entre los tres palos del equipo en esos 45 minutos ni dominio en la posesión, por lo que pudo pecar de benévolo.
Quedan ocho citas y el Málaga sigue dependiendo de sí mismo, pero es necesario un mayor realismo y humildad de los que han de jugarse en el campo la permanencia. Más allá del autoconvencimiento que han de tener los que salen a competir, no puede haber una negación de la realidad. El Málaga lleva meses sin ser capaz de ganar a alguno de los diecinueve mejores equipos de Segunda y sin haber completado buenos partidos.
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