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La desesperación se instala en La Rosaleda, en una noche que por momentos rozó el más puro esperpento valleinclanesco. El de un arbitraje pésimo, con una decena de tarjetas, dos expulsiones, errores de bulto en el criterio y absoluta falta de control del partido, o ... el de un Málaga muy fallón que, pese a todo, estuvo en un tris de consumar la remontada… o de perder. Todo fue posible ayer en La Rosaleda, pero al final sólo hay dos realidades irrebatibles: el equipo lleva cinco partidos sin ganar en Martiricos (con cuatro puntos sobre quince posibles), desde el 19 de enero, y se ha desandado el camino avanzado con el triunfo de hace una semana en Tarragona (0-1).
A las once menos veinte todo era posible en el feudo de las ilusiones de muchos malaguistas. Tan pronto remató al poste una falta directa Lod (que, con el permiso de Pizarro Gómez, la botó desde el punto que quiso, muy lejos de donde la infracción) como estuvo a punto de estrenarse como goleador en el Málaga Seleznov, en un cabezazo que salvó desde dentro de la portería.
Se había llegado a esa fase de partido que tan poco gusta a Muñiz en la que cualquiera podía marcar, sin centro del campo y con dos equipos sin orden buscando el triunfo. El Sporting, el quinto consecutivo en la Liga. El Málaga, cerrar la remontada que acabara con la sangría de puntos en casa y acercara más el objetivo del ascenso directo.
Al final ninguna de las dos cosas, y lo único positivo del resultado fue el fin a la sequía goleadora de Blanco, que marcó su séptima diana liguera medio campeonato después. Veintiuna jornadas han tenido que transcurrir y casi los mismos intentos de 'catapulta' de Luis Hernández, porque la acción del 1-1 vino precedida de otro saque de banda largo del madrileño –ayer hubo muchos–, que prolongó Ricca y tras lo que Blanco se giró en el área con el permiso de Babin para marcar de un punterazo.
Pero el Málaga, pese a esquivar la derrota, haría mal en valorar el punto sumado, que le puede alejar mucho más del Granada (a tres ahora, pero que podría situarse a seis si gana en Soria esta tarde) e incluso acercar a muchos de sus perseguidores (el Cádiz ya ha sumado los tres puntos del Reus) en función de cómo se desarrolle el resto de la jornada. De momento, tras el 2-1 al Lugo, sólo se cuentan tropiezos ante una afición cada vez más desesperada: 1-1 con el Almería, 0-0 contra Las Palmas y el Deportivo, 1-2 de Osasuna y el 1-1 de anoche.
Por eso los pitos contra el equipo se oyeron en varia fases del choque, aunque lo predominante fue el apoyo al Málaga hasta el último momento. Bastó un empate para que La Rosaleda fuese una caldera, y que se olvidara el compendio de errores del equipo.
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