Si en el Málaga mandara alguien (que no) en vez de administrar, seguramente en unas horas habría medidas drásticas ante una situación que va a la deriva y que es insostenible
Si en el Málaga mandara alguien (que no) en vez de administrar, seguramente en unas horas habría medidas drásticas ante una situación que va a la deriva y que es insostenible. La derrota ante el humildísimo Amorebieta dejó claros los muchísimos errores de un equipo ... en el que su entrenador no ha captado el mensaje de a qué aspira un club que representa a una gran ciudad. No tengo nada en contra de José Alberto, pero tras el traspié ante los cachorros vascos y las humillaciones recibidas a domicilio no puede seguir un minuto más. ¿Por qué? Pues miren, porque aún estamos a tiempo de enmendar la plana y podemos aspirar a algo más que a la permanencia. Igualmente hay que dar un toque de aviso a la dirección deportiva: no vale con tener grupos de seguidores jaleándote en las redes sociales, para nada, y hay que tener alternativas y salir al mercado de invierno a fichar, no hacer teorías 'tipo Monchi', porque los personajes se pueden imitar, pero no reproducir...
No gusta este Málaga. Necesitamos otras ambiciones, otros objetivos. No podemos quedarnos en la miseria del pobre, sino que hay que aspirar a algo más, aunque sea por la historia del club y por la importancia de un ciudad que sólo hace el ridículo en el tema del fútbol patrio, y eso duele...
Ante el Amorebieta parecía que estábamos jugando fuera. Errores infantiles en defensa, atolondramiento general y falta de recursos y reflejos de un banquillo que se ha visto superado por las circunstancias, pero también una clara demostración que el equipo está pagando con creces el hecho de no tener dueño, de estar en manos de una nebulosa administrativa que no tiene fin... 'El ojo del amo engorda al caballo', dice el refrán. ¿Y quién es el amo? El problema es que el poder seduce en exceso, y eso también se nota hoy en La Rosaleda.
Una pena. La segunda mejor entrada de la temporada en Martiricos y una decepción y un ridículo espantosos. Pero estamos a tiempo, lo que no sé es si habrá ganas...
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