Rubén Castro, en el disparo desde fuera del área que supuso el 1-1 en el minuto 86. mariano pozo
Crónica. Málaga 1-1 Tenerife

El Málaga empata en una montaña rusa

LaLiga SmartBank. Jornada 22 ·

Dominó y perdonó hasta el descanso, después se descontroló y se vio con el marcador en contra, y al final Rubén Castro logró el empate

Sábado, 7 de enero 2023

¿Ganó un punto el Málaga o perdió dos? Cualquier respuesta es válida para un equipo que es una montaña rusa. Tan pronto ejerce el dominio como se descontrola, tan pronto malgasta llegadas y perdona ocasiones como encuentra el camino del gol en el momento ... más inesperado. Frente al Tenerife pudo y debió sentenciar antes del descanso –cuando empequeñeció al rival–, pero después sufrió y hasta se vio contra las cuerdas por la aparición de un futbolista llamado Shashoua. El empate vale de poco, pero al final se dio por bueno cuando al descanso parecía corto.

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Como se esperaba, Mel se inclinó por la alineación que tan buena imagen ofreció en el cierre liguero de 2022, con un triunfo en casa frente al Alavés, salvo la excepción conocida de Juande en el eje de la cobertura por la sanción de Burgos. Y de nuevo se constató desde el primer minuto que el Málaga tiene las ideas más claras que en meses anteriores y también, desgraciadamente, las dificultades que encuentra para convertir el control y la superioridad en oportunidades más claras, cuando no remates certeros.

El dominio del Málaga se basó en su presión. Se trataba de anular la salida del Tenerife y forzarlo a jugar en largo para que la presencia de los dos puntas visitantes no supusiera un problema; es decir, que los envíos hacia ellos fueran previsibles. Sin necesitar una gran intensidad al ir en busca del contrario, el conjunto blanquiazul encontró grandes facilidades para recuperar la pelota y evitar también que esta llegara a los extremos Elady y Teto, piezas imprescindibles en el ataque isleño. Todo ello desembocó en una primera parte cómoda para la zaga, lo que además permitió reducir riesgos después de que Genaro y Escassi se vieran con una amarilla antes del cuarto de hora.

De este modo, el Málaga recuperó pronto en campo contrario. Pero tantos en esas situaciones como en los ataques posicionales volvió a faltarle más precisión. Es cierto que hubo combinaciones meritorias –algunas, muy vistosas a uno o dos toques–, pero a la tendencia habitual a fallar en el último pase se sumó esta vez la ineficacia en el remate. Particularmente, se malgastaron varias oportunidades por la incapacidad para tirar entre los palos en acciones muy claras. Así les sucedió a casi todos los atacantes en rechaces o segundas jugadas que en esta categoría suelen ser letales y desnivelan la balanza en duelos apretados.

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Tampoco anduvo fino en la definición Rubén Castro, que buscó participar más en el juego para encontrar cierto protagonismo. Sin duda, en otra fase de más confianza no habría perdonado tanto en el primer remate, tras un giro cerca del área pequeña (aunque golpeara con la izquierda), como después, en un centro de Fran Villalba en el que su golpeo fue tan flojo que facilitó el despeje de Sipcic en la línea de gol.

El Málaga se marchó al descanso con la sensación de que se le había escapado vivo el Tenerife. Por eso Mel buscó un planteamiento más ofensivo a la vuelta de los vestuarios. Prescindió de Genaro, también con una amarilla, y recurrió a Álex Gallar para contar con dos medios creativos (Jozabed y Febas) y dos puntas (Chavarría y Rubén Castro). Pero, como se esperaba, Ramis también movió ficha para encontrar más presencia ofensiva y optó por Shashoua, un futbolista que cambió por completo la dinámica del encuentro. Situado como segundo punta y moviéndose entre líneas (Iván Romero pasó a la banda), zarandeó a la defensa blanquiazul –también porque faltaba un 'pivote' de verdad– y generó peligro cada vez que el balón pasó por sus botas. Iván Romero y Borja Garcés (este, nada más entrar) se presentaron solos ante Rubén Yáñez con demasiada facilidad.

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Ramis deshizo la pareja de delanteros y le salió bien mientras que Mel recurrió a esa fórmula y resultó errónea. Frente a pinceladas de Gallar y Villalba estuvo el caudal de Shashoua, que, cómo no, marcó para el Tenerife. El técnico malaguista empezó a acumular puntas, pero al final tuvo que aparecer Rubén Castro para salvar los muebles en un gol fabricado por él, como el día del Granada, y que necesitó de revisión del VAR. ¿Un punto ganado o dos perdidos? Una cosa y también la otra.

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