El Málaga no sufre, pero apenas intimida
LALIGA SMARTBANK. JORNADA 25 ·
Aunque mejoró en la faceta defensiva y trató de presionar arriba, volvió a perderse en un juego insulso y sólo pudo empatarLALIGA SMARTBANK. JORNADA 25 ·
Aunque mejoró en la faceta defensiva y trató de presionar arriba, volvió a perderse en un juego insulso y sólo pudo empatarUn punto más, una semana menos y de nuevo la sensación de que nadar mucho no garantiza llegar a la orilla. Y así el peligro de no sobrevivir en Segunda aumenta conforme pasan las jornadas. El Málaga redujo al mínimo sus descuidos defensivos, como por ... otra parte se esperaba con la llegada de Sergio Pellicer, y no sufrió en Gijón, pero volvió a ser ese equipo casi incapaz de intimidar, perdido en la monotonía de un juego insulso, ese 'tiki-taka de marca blanca' en el que el ritmo nunca varía y el factor sorpresa es inexistente. Sólo queda aferrarse a cierta mejoría en algunas facetas, aunque sin llegada es complicado pasar del empate.
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Pareció como si Pellicer no se hubiera marchado. Declaraciones motivadoras, 4-1-4-1 como sistema, Luis Muñoz y Jozabed como interiores, presión en campo contrario con cinco hombres, líneas juntas en el último cuarto de campo en el repliegue, laterales más firmes en la contención... Este enésimo Málaga del último año resultó excesivamente reconocible respecto a aquel de hace veinte meses, cuando la pandemia aún mantenía los recintos cerrados a la afición por el coronavirus. Al menos esta vez se vio en el arranque un equipo dispuesto a estar con más frecuencia en la parcela rival, que al fin y al cabo siempre eleva las opciones de buscar el gol.
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Que el Sporting llegara al descanso con un balance ofensivo reducido a tres tiros desde la frontal de Pedro Díaz refleja que el Málaga dejó de ser ese equipo vulnerable en los centros desde los costados. Faltó esa pizca de concentración para tapar a un especialista en los disparos desde la zona de rechace, aunque también cabe reseñar que acabó por ser sobre todo un recurso para los locales (el tercero ya salió muy desviado). Si acaso, por analizar los errores defensivos blanquiazules tampoco puede quedar en el tintero un gol anulado a Aitor (por claro fuera de juego) después de una falta lateral para el Málaga mal sacada y en la que además Álex Gallar entró sin intensidad en el balón dividido.
En el Málaga sí se apreciaron detalles del cambio pese a los pocos días con el nuevo entrenador, en especial la convicción de Luis Muñoz y Jozabed para acercarse al área, la movilidad de Fran Sol arriba (Pellicer reservó a Rubén Castro para la última media hora) y también determinados movimientos en las acciones de ataque a balón parado. Eso sí, se echó en falta mucha más convicción de Gallar, sin olvidar que no se corrige el mal endémico de golpear la pelota con escasa potencia en las faltas laterales.
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En ataque el Málaga tuvo que esperar 40 minutos para construir una acción clara, en la que Jozabed no se decidió a golpear de primeras, porque además nunca pudo encontrar a Lago Junior. El marfileño estuvo cercado siempre por un central (Jordi Pola), el carrilero derecho (Guille Rosas) y un medio centro (Zarfino). Al descanso se llegó con la buena noticia de que se habían minimizado los errores defensivos, pero con la preocupante de que, por más que el equipo fuera arriba a buscar al Sporting, apenas logró intimidarle.
Pellicer abrió el baile de piezas al filo del cuarto de la hora de la reanudación, cuando el partido comenzaba a romperse, en un peligroso correcalles que hacía sufrir a N'Diaye. El técnico malaguista, que otorga la misma importancia (o más) a la fotografía del final (el resultado) que a la del comienzo (el once inicial), buscó revitalizar el equipo con Rubén Castro arriba y con Febas en la banda izquierda. A renglón seguido, después de que Luis Muñoz se animara por fin a tirar desde fuera del área, el entrenador local también movió ficha y refrescó el ataque con Otero y Djurdjevic.
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Los dos arietes dejaron su sello nada más entrar, aunque a la postre ni Rubén Castro ni Djurdjevic tuvieron más opciones. Con la entrada de Cristian en la izquierda, Febas pasó a jugar como interior y dio la sensación de que el Málaga se había hecho con el control del partido. Sin embargo, ya se sabe que la capacidad blanquiazul para pisar el área es demasiado reducida. Como los centros eran previsibles y Lago Junior, más suelto en la derecha, ya estaba agotado, las opciones de lograr el triunfo ni existieron. Y ya no valen las sensaciones, sino sólo ganar.
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