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Febas trata de avanzar en una acción del partido. agencia lof
Crónica | Real Sociedad B 2-0 Málaga

El Málaga sigue en caída libre

Sin energía ni actitud ni respuesta desde el banquillo, concedió un 2-0 a la Real B y después quiso mejorar su imagen, pero sin pegada

Sábado, 19 de febrero 2022

Hay que apretarse los machos porque con este Málaga es para temerse lo peor. En un partido crucial, careció de la energía habitual a domicilio, ... pero además exhibió una alarmante falta de actitud –sin correr no se compite– y, lo que se antoja peor, una tardía respuesta desde el banquillo. Tras conceder un 2-0 a la Real Sociedad B en una imagen bochornosa (el rival llevaba 11 partidos sin ganar), quiso minimizar los daños frente a un equipo asustado, pero le faltó la pegada de un 'nueve' de un nivel mínimo.

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Natxo González cumplió los pronósticos: apostó por Ismael Casas como central por la sanción de Peybernes y reforzó la medular con un tercer hombre para devolver a Paulino a la banda, aunque en este caso los elegidos para acompañar a Escassi fueron Febas y Jozabed, con Ramón como damnificado. Y pese a tratarse ya de un equipo con cierta base, en la primera parte no se apreció la más mínima progresión. Al revés.

En un partido clave para no meterse en el fango de la permanencia, a la falta de energía de este Málaga de andar por casa –sí, el empleo de 'andar' y de 'por casa' va con segundas– se sumó la nula intensidad. Como primer ejemplo, apenas se había cumplido el quinto minuto y Escassi ya se cargaba con una amarilla después de que Antoñín hubiera regalado la pelota. El extremo y su compañero en la otra banda, Paulino, se borraron de seguir a los laterales hasta el descanso en una actitud lamentable. Natxo González no debió de verlo porque los mantuvo...

Fue una acción premonitoria esa amonestación a Escassi (que también está bajo mínimos) porque el Málaga fue una nulidad futbolística. La Real B se limitó a presionar con una defensa adelantada (a la que sumaba su medio de contención, Turrientes) y los teóricos futbolistas creativos acabaron engullidos. Jozabed y Febas pidieron la pelota al pie, sin movilidad, así que de nada sirvió el 3-4-3 con los laterales arriba y con los extremos Paulino y Antoñín por dentro con Roberto. La ausencia de juego sin balón lastró cualquier intento y, aun así, un par de envíos en largo dejaron a Roberto mano a mano con un central. De nuevo quedó patente la bisoñez del ariete.

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El filial donostiarra creció conforme pasaban los minutos. En el ecuador de la primera mitad los laterales (Sola y Jonathan Gómez) entendieron que nadie les seguía y se crecieron. Como sus compañeros. El gol no tardó en llegar, con Víctor Gómez con doble tarea (pendiente a la vez de Jonathan Gómez y Alkain), Ismael Casas siguiendo con la mirada el movimiento de Karrikaburu y el meta Dani Barrio hundido bajo los palos.

Sin comunicación (Roberto regaló un córner tres minutos más tarde), sin contención (Robert Navarro desaprovechó el pasillo ofrecido por el Málaga) y sin intimidación ni atrás ni arriba Zubiaurre no tuvo trabajo), la exigua desventaja al descanso fue un mal menor. A la escasa altura del equipo blanquiazul estuvo el árbitro, López Toca, que se tragó la segunda amarilla a Alkain por juego peligroso.

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La respuesta de Natxo González en el descanso sencillamente no existió. Ni una sola variación pese a la pasota actitud de sus futbolistas. No sorprendió que a los siete minutos Robert Navarro aprovechara el temor de Escassi (otra vez para tapar un boquete, en un calco de aquella acción en la que vio la amarilla) para buscar la llegada por el centro de Roberto López sin el más mínimo obstáculo.

En plena hecatombe, la enésima de un Málaga vergonzoso a domicilio, al fin llegaron los cambios, pero sin cambiar el dibujo. Como a la fuerza ahorcan, el equipo, que ya no podía ir a peor, también encontró la ventaja del miedo de los jóvenes rivales. Tuvo un par de opciones, aunque, claro, Brandon no es delantero centro por mucho que Manolo Gaspar se empeñe. No tuvo convicción en el primer remate (al palo tras golpear de perfil) y en el segundo le sobró su habitual resbalón. En el minuto 78, justo cuando el VAR anuló el 3-0 –el rematador era... ¡un central que había subido sin oposición!–, el técnico hizo un triple cambio y arriesgó de verdad. Ya era demasiado tarde para corregir, aunque es más grave la sensación de ruina de un equipo que no progresa.

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