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Dani Martín, que volvió a ocupar la portería, bloca la pelota en uno de los contados acercamientos del Girona. agencia lof
Crónica | Girona 1-0 Málaga

El Málaga, condenado a una agonía por su falta de gol

Posiblemente en su mejor partido fuera desperdició numerosas oportunidades y cayó al final frente a un Girona que aprovechó la que tuvo

Viernes, 1 de abril 2022

El Málaga tuvo esta vez en Gerona personalidad, control del juego, cohesión y más ocasiones que nunca a domicilio. Pero carece de gol. Y sin esta virtud está condenado a agonizar durante los dos próximos meses. Coleccionó llegadas y oportunidades, algunas de estas muy claras, ... pero volvió a demostrar su desesperante falta de pegada frente a un rival que apenas necesitó una opción, en la recta final, para hacerse con los puntos y dejar al conjunto blanquiazul, si cabe, más hundido anímicamente y a Natxo González sin futuro en el banquillo.

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Porque hasta seis cambios introdujo el entrenador malaguista tras la pobre imagen ante el Huesca y todos de aparente de calado: el retorno de Dani Martín bajo los palos tras el error garrafal de Dani Barrio, hasta tres novedades en el eje de la zaga (Víctor Gómez, Peybernes y Javi Jiménez se sumaron a Lombán) y una nueva oportunidad arriba para Brandon y Antoñín, aunque en este caso con permuta en sus posiciones habituales, el primero como extremo izquierdo y el segundo en la función de teórico delantero centro.

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Al repertorio de variantes se añadía una distribución más lógica tras el experimento de la semana pasada, con Escassi en la medular como escolta de Jozabed y Febas. El objetivo era hacerse con la posesión de la pelota para incomodar al Girona. Efectivamente, el cuadro catalán, que suele huir del fútbol directo y prefiere el toque hasta llegar a la divisoria, sufrió y en ningún momento ejerció como local. El control fue abrumador por parte del conjunto malaguista, lo que esta vez sí se tradujo en llegadas al área rival y en algunos casos muy claras. Y como además mostró cierta cohesión cuando perdió la pelota, tampoco dio opción a los locales a correr en campo contrario y evitó así esas arrancadas fulminantes que caracterizan al cuadro de Míchel.

Lástima que el Málaga arriba no tenga casi nada. Sin la figura de un ariete definido –porque Antoñín no lo es–, las llegadas se sucedieron sin la más mínima recompensa. Tampoco es que los atacantes estén sobrados de convicción, como quedó patente en un disparo centrado de Brandon, una opción inmejorable de Antoñín a centro raso de Víctor Gómez en la que anduvo con su habitual falta de chispa y más tarde en una aparición de Paulino por el centro en la que buscó descaradamente la falta en la frontal. Si a ello se suma que el propio extremo cántabro remató forzado en un centro al segundo palo de Febas y que este dispuso de un mano a mano que desbarató el meta Juan Carlos, es fácil explicar hasta qué punto la falta de pegada lastra cualquier esperanza blanquiazul.

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Del Girona no hubo noticias en ataque hasta bien superada la media hora. Dado que en los últimos meses le sobra gol, el temor a que la eficacia local bastara para desnivelar un partido perfectamente controlado por el Málaga, pero al menos al descanso se llegó con el marcador inicial. Fue escaso premio a tan buenas intenciones, pero sin especialistas en la definición no se puede pretender mucho más.

En la reanudación Míchel recompuso al Girona para tener más fútbol en la medular y consiguió su objetivo de salida. El Málaga se vio inicialmente atrincherado –de hecho, concedió la primera acción a balón parado, otro de los riesgos ante un rival poderoso por alto–, pero pronto recuperó el tono. La solidez de sus centrocampistas bastó para no perder el control y de nuevo comenzaron a llegar las llegadas y las oportunidades, todas dilapidadas por Brandon, al que a estas alturas Manolo Gaspar todavía considera delantero... Primero, un remate que no fue entre los palos; después, ni siquiera llegó a tocar en el centro de Javi Jiménez, y finalmente, enseñó a Juan Carlos dónde iba a dirigir la pelota. La variante táctica del entrenador, con Antoñín-Brandon-Paulino como trío de ataque, tampoco dio réditos.

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Frente a semejante ineficacia el Girona no necesitó mucho. Nada más entrar, Bustos paró el tiempo para esquivar a Peybernes y resolver dentro del área como ningún jugador malaguista sabe hacer. Posiblemente en el mejor partido a domicilio, por control del juego y por ocasiones, el Málaga comprobó que sin gol no puede tener más aspiración que salvarse como pueda. Y precisamente esa carencia no es culpa del entrenador...

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