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Crecer de atrás hacia adelante. Las dudas frente al Extremadura hace poco más de una semana dispararon las alarmas en el cuerpo técnico del Málaga, acrecentadas en el entrenamiento del día siguiente con la recaída de Luis Hernández en su lesión. En ese momento ... el entrenador, Sergio Pellicer, dio el paso al frente y optó por variar el sistema. Y en dos partidos con un esquema basado en tres centrales el equipo apenas ha concedido ocasiones y se ha cumplido el objetivo marcado: mejorar desde la confianza que siempre da la firmeza defensiva.
Evidentemente el cambio no se produjo de un día para otro. Ya en los tiempos de Míchel como entrenador Pellicer (que era uno de sus ayudantes técnicos) entendió la importancia de ensayar casi a diario con dos sistemas, uno con cuatro zagueros y otro con tres centrales. De ahí que desde que accedió al puesto de máximo responsable del equipo el castellonense se afanara en preparar al Málaga para cualquier contingencia. Obviamente no ha sido tarea fácil después del regreso a los entrenamientos por las limitaciones numéricas dentro de las medidas de seguridad establecidas por LaLiga y bendecidas por el Gobierno a través del Consejo Superior de Deportes. No obstante, ya se habia avanzado camino antes del parón por la expansión del coronavirus.
La superioridad numérica en la cobertura frente al ataque rival también ha facilitado las irrupciones más habituales de los laterales, en este caso 'carrileros'. Lógicamente cuando llega la hora del repliegue es más habitual ver una línea defensiva con cinco hombres, pero tanto en Lugo como el domingo en La Rosaleda contra el Girona las piezas de los costados se sumaron con frecuencia a una línea de presión más adelantada y obligaron al rival a buscar el envío en largo, una acción más fácil de neutralizar por el trío de centrales (ahí están, por ejemplo, los continuos fueras de juego de Stuani).
Cifu y Juan Carlos han sido los más beneficiados y en gran medida se ha debido a que son futbolistas que sacan más partido así al factor sorpresa que en un ataque estático. El granadino brilló precisamente en esa función (en la etapa en el cuadro gerundense de Pablo Machín, cuyo planteamiento de cabecera se aferra a los tres centrales) y el madrileño, que no es un lateral 'puro' y tampoco un extremo con facilidad para desbordar, también hace más daño si irrumpe desde atrás con menos vigilancia.
Que los 'carrileros' aparezcan con más frecuencia en los aledaños del área rival también le ha permitido al equipo gozar de más juego 'por dentro'. Juanpi, por ejemplo, ya no se desgasta tanto en el trabajo de contención junto a la banda mientras que Tete, pese a su indudable virtud para marcharse de su par en el uno contra uno 'por fuera', también es más imprevisible para el adversario con cierta libertad de movimientos.
Eso sí, más allá de aspectos tácticos, Pellicer ha incidido desde el primer día de esta nueva etapa en la importancia del factor anímico. Los resultados mandan, eso es indudable, pero también las sensaciones. Si los centrales están en buen tono y además se ven arropados convenientemente, los futbolistas de medio campo hacia adelante no se ven tan encorsetados, un aspecto que debe de ser más evidente después de encadenar un par de resultados positivos. El Málaga ha conseguido crecer desde atrás.
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