La primera jornada era crucial. Aunque la competición será muy larga y habrá que esperar a la evolución de cada uno de los equipos para ... observar el potencial y la trayectoria de todos, el partido inaugural se presentaba muy simbólico para el Málaga, que acaba de ascender y la apuesta fundamental del club se ha centrado en la continuidad. Y el 'examen' salió bien, pues el equipo de Sergio Pellicer transmitió muy buenas sensaciones y convenció a todos, a la afición e internamente, en ese debut liguero en Segunda.
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La toma de contacto con la nueva categoría se esperaba como una prueba esencial para conocer el nivel del cuadro blanquiazul. El rival no era de los que más nombre tiene en esta histórica Segunda, pero fue una de las sorpresas de la pasada campaña al colocarse en la zona media de la clasificación, mostrando una gran fortaleza precisamente en su estadio. De ahí que el trabajo ofrecido por los hombres de Pellicer dejó muy satisfechos a los malaguistas pese a que al final no pudieran cerrar un triunfo que tuvieron en sus manos.
El funcionamiento del equipo recordó al del final de la pasada temporada, con una gran vocación ofensiva y sin arrojar la toalla en ningún momento. Tuvo momentos complicados las dos ocasiones en las que le igualaron el encuentro, pero reaccionó bien, mantuvo su ritmo y puso siempre cerco sobre la meta contraria. Es verdad, en la parte negativa, que en esta ocasión el equipo mostró cierta debilidad en la faceta defensiva, fundamentalmente en las acciones a balón parado, donde el cuadro gallego creó muchos problemas desde el primer instante.
Pellicer tuvo que adaptarse a una pretemporada especialmente corta. La fase de ascenso llevó al equipo a tomar las vacaciones después de las celebraciones del ascenso, el 23 de junio. Con apenas tres semanas de descanso, la plantilla se puso a trabajar para preparar la nueva campaña en una categoría superior. Era algo complicado. De hecho, el técnico decidió que sólo se disputarían tres amistosos, la mitad o menos de lo habitual de los equipos en el periodo de preparación veraniega.
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La clave estaba en que los futbolistas, como algunos han comentado, no tuvieron tiempo de desconectar ni tan siquiera físicamente. Apenas perdieron la forma, lo que les permitió una cierta continuidad en el arranque de la pretemporada. De ahí que se observara en Ferrol a un Málaga más rodado y coordinado, con los automatismos perfectamente adquiridos. Sólo se han tenido que adaptar los nuevos, que fueron el delantero Baturina y el central Álex Pastor de entrada.
Es cierto que el resto de los rivales deberán mejorar poco a poco con el paso de los partidos, aunque también es previsible que mejoren los blanquiazules, que mantienen la baza de los canteranos, que siguen avanzando y ganándose más minutos en cada encuentro. De ahí que, pese a lo prematuro de cualquier análisis, el Málaga ha entrado con buen pie en Segunda, donde la competencia, como se conoce, será especialmente fuerte en la temporada que arranca.
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Y todo ello sin que se haya cerrado la plantilla del Málaga. El club sigue buscando un ariete goleador que permita formar una delantera fuerte que permita al entrenador utilizar, en su caso, hasta a dos de ellos a la vez. La plantilla tiene una plaza libre prevista para este futbolista, que no está siendo nada fácil de firmar, y también está pendiente la posible salida de Juan Hernández. De todas formas, es muy probable que el mercado quede cerrado con la llegada de este último refuerzo, que debe incorporarse esta semana que comienza (aunque habrá plazo hasta el 30 de septiembre).
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