Celebración de uno de los goles ante el Rayo, partido que sirvió para consolidar el actual sistema. SALVADOR SALAS

El Málaga, confianza por sistema

ANÁLISIS ·

Acumula 11 partidos seguidos con el 4-1-4-1. Pellicer apostó por él pese a dos derrotas en los tres primeros. Después el equipo sólo ha perdido ante el Almería

Lunes, 19 de abril 2021, 00:56

El 7 de febrero el cuerpo técnico del Málaga vivió posiblemente una de las jornadas de más dudas en todo el ejercicio. De una ... tacada el equipo cedió tres puntos y resucitó al Zaragoza (1-2), acumuló su noveno encuentro consecutivo sin vencer en La Rosaleda y, por primera vez en tres meses, la ventaja sobre el descenso estaba por debajo de los ocho puntos. Fueron días de puesta en común de Sergio Pellicer y su equipo de trabajo para buscar una solución, el viraje necesario para evitar temores y el riesgo de caída libre. Finalmente se optó por recuperar como sistema el 4-1-4-1 y, por encima de resultados y aspectos numéricos, después de once encuentros consecutivos con ese planteamiento queda patente que ha supuesto una gran confianza para el grupo.

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Conste que Pellicer ya había optado en dos ocasiones por ese esquema con un solo ancla en el centro del campo y dos interiores, pero en ambos casos después de una victoria a domicilio –en Castellón (0-1) y Fuenlabrada (0-2)– la apuesta resultó un fiasco. Tanto en la visita al Rayo (con goleada por 4-0) como en el tropiezo en casa frente al Cartagena (1-2) quedó la sensación de equipo desmadejado, demasiado vulnerable por dentro y, lo que es peor, sin capacidad para ejercer una férrea presión que permitiera incomodar al contrario.

El Málaga había llegado a la primera semana de febrero tras un paso atrás a raíz de jugar con tres centrales (dos partidos con el 3-4-3), un patrón por el que se había optado después de que en los diez encuentros anteriores (con la excepción de la visita al Almería) el equipo tampoco se hubiera mostrado contundente con una línea defensiva de cuatro hombres. Por consiguiente, eran lógicas las dudas en Pellicer y sus ayudantes. Llegaba el momento de dar el 'volantazo', aunque sobre todo de darlo con firmeza, de jugárselo todo a una carta, sin mirar atrás.

Antes el esquema había sido utilizado dos veces, pero al segundo partido llegaron sendos tropiezos y se decidió cambiar



Por eso, la derrota en Gijón en el reestreno del 4-1-4-1 no hizo variar el guion. El Málaga mantuvo a raya al Sporting y, aunque el experimento no terminó de cuajar en la faceta ofensiva, sí ofreció claros síntomas de más seguridad defensiva y, como deseaban los técnicos, más equilibrio.

La apuesta por el nuevo sistema conllevó sacar de la 'cueva' a Escassi para situarlo como tapón por delante de la defensa. Y no sorprende porque en la primera reunión entre Pellicer y el director deportivo, Manolo Gaspar, para planificar la plantilla ambos coincidieron en su nombre para sentar las bases de la nueva estructura defensiva del equipo. «Alberto nos va a dar mucho», no se cansaba de repetir el entrenador durante la pretemporada. Y por eso, llegado el momento clave de la Liga, no dudó en otorgarle los galones para que el equipo girara en torno a él. Evidentemente esta decisión también obedecía a que los futbolistas a los que había asignado esa función (Luis Muñoz y Ramón) habían ofrecido un claro declive.

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Pellicer dio una vuelta de tuerca una semana después de la derrota en Gijón y, con Luis Muñoz recuperado de los problemas físicos que lo obligaron a ausentarse en El Molinón, también situó más adelantado al malagueño. Esta vez, al contrario que en Vallecas o en casa contra el Cartagena, el Málaga reforzó su mejoría en un extraordinario partido frente al Rayo. Presión, llegada de los interiores, absoluto control del partido, bloque compacto, escasas opciones de ataque para el rival... Ni siquiera el leve paso atrás en el campo del Mirandés –donde el empate se escapó a balón parado, igual que sucedió con el triunfo el sábado en Las Palmas– provocó el cambio de opinión en los técnicos. Y hasta hoy.

La continuidad del sistema se ha prolongado hasta alcanzar once encuentros y las sensaciones que ofrece el Málaga sólo pueden ser positivas. Ya no es sólo que desde la derrota en Miranda de Ebro haya perdido un solo partido de los ocho disputados, en casa frente al Almería (por cierto, Pellicer asumió el error de haber apostado por otro estilo de más toque). Ni siquiera ese balance de 15 puntos sobre 24 posibles. En realidad, los técnicos dan más valor a la importancia de que los jugadores se sienten a gusto con el planteamiento, han asimilado los mecanismos de juego adecuado y, por encima de todo, su convicción del primer al último minuto. Es decir, de la confianza por sistema.

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