Los números del Málaga son incluso más desoladores que la imagen que muestra el equipo sobre el terreno de juego. Son cifras pésimas que dibujan una trayectoria negativa que ya despierta el temor a un posible descenso si no se produce una reacción con urgencia, ... que no llega tampoco con Pepe Mel tras siete partidos al frente desde que sustituyó a Pablo Guede.
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Con los dos entrenadores, el equipo blanquiazul sólo ha logrado sumar nueve puntos en los trece partidos que van de temporada (8 derrotas, 3 empates y 2 victorias). Esto significa que ha dejado escapar por el sumidero la friolera de 30 puntos (los que casi ya atesora el líder, Las Palmas). Por eso es colista junto con el Mirandés, aunque el club castellanoleonés es penúltimo porque su balance de goles anotados y encajados es algo mejor.
Y es que el Málaga ha recibido 18 goles por sólo 9 tantos a favor. Aunque el problema por el gol se ha agudizado en el último mes, con Pepe Mel. Si bien con el cambio de entrenador se mejoró la defensa, esto no se ha compensado con vocación ofensiva y se ha atascado en este sentido llegando a quedarse sin ver puerta en cinco de los últimos siete encuentros del calendario (ante Eibar, Oviedo, Leganés, Andorra y Racing).
Esta situación le ha condenado a perder encuentros por la mínima siendo castigado por sus errores puntuales, aunque también groseros. Le pasó en Leganés, luego en Oviedo y por último también contra el Eibar, acabando por encender las alarmas. Si bien es cierto que sigue a cuatro puntos de los equipos que marcan la permanencia (Oviedo y Lugo), lo que preocupa es la nefasta dinámica, claramente insuficiente para mantener la categoría.
Una situación impensable en verano, cuando el fichaje más destacado, Rubén Castro, abrió la veda para fantasear con el ascenso a Primera. Pero todo está saliendo al revés y ahora se hacen cuentas sobre cómo alcanzar los 50 puntos habituales para rubricar la permanencia. Llegados a este punto, a una jornada más de cumplirse el primer tercio del calendario, el equipo está obligado a sumar alrededor de la mitad de los puntos que quedan en juego para rondar ese listón que suele servir para no caerse al pozo del fútbol no profesional.
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Suena duro, quizás desmedido a estas alturas, pero es que el Málaga no puede permitirse perder ni un minuto más en recrearse en su desgracia y debe encontrar soluciones drásticas para empezar a ganar partidos y abandonar la zona de abajo, algo para lo que necesitará al menos dos victorias, una empresa que se antoja complicada en la actual coyuntura.
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