Sin ser específicamente un goleador, Chavarría es indiscutiblemente un delantero de categoría en el Málaga. «Nos da muchas cosas», destacaron la pasada temporada en cuanto el argentino, que apenas había tenido opciones en el Mallorca en Primera, comenzó a afianzarse como titular. La grave lesión ... de rodilla le impidió completar una campaña que quizá por rendimiento lo habría alejado del conjunto blanquiazul –las dificultades económicas habrían sido un obstáculo para su continuidad–, aunque el futbolista siempre mostró su disposición a renovar. Su incuestionable implicación en el proyecto, reiterada constantemente por los dirigentes del club, se refleja también en su recuperación. Y por eso tras su actuación el lunes en Alcorcón, donde jugó el partido completo, comienza a sonreír.
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Internamente se incide en que a Chavarría «hay que frenarlo». Son tantas las ganas del futbolista de sentirse válido para el equipo que en cierto modo se ha optado por la precaución en momentos determinados. El atacante nunca ha ocultado que en Málaga ha recuperado la alegría y que él y su familia se sienten agradecidos. De ahí que en un deseo de justa reciprocidad nunca le falte motivación para trabajar y también para apoyar a sus compañeros. Este último detalle se refleja en sus primeras convocatorias esta temporada, cuando estaba para disputar pocos minutos. «Viaja para hacer grupo, porque él es muy importante en el vestuario», fue la concluyente respuesta desde el club.
Cuando se llevaba apenas mes y medio de competición, los técnicos mostraban demasiada cautela en su vaticinio respecto al momento en el que Chavarría podría alcanzar su mejor nivel. Como apuntó este periódico entonces, se apuntaba a mediados de la segunda vuelta que acaba de arrancar. Es decir, ya entrado el mes de marzo. No obstante, y siempre con las lógicas reservas porque pueden surgir contratiempos tras una rotura del ligamento cruzado, el optimismo se ha disparado en el seno del equipo. La razón es sencilla: el enorme compromiso del delantero argentino.
Entre el partido de Copa en el campo del Rayo Majadahonda y el disputado el lunes en Alcorcón se ha comprobado una destacada progresión en Chavarría. Es cierto que en algunos aspectos del juego, como los giros o la capacidad para desbordar, aún lejos de su mejor versión. Sin embargo, si por algo ha destacado siempre el argentino en su etapa como blanquiazul ha sido por su capacidad para tirar desmarques. Y ahí sí se vio claramente la mejoría en Santo Domingo. Tiró varios con los que buscó abrir pasillos para sus compañeros, objetivo que no se cumplió debido a la acumulación atrás de efectivos del rival y también a la escasa decisión de los futbolistas blanquiazules de segunda línea.
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Otro detalle que no puede pasar inadvertido se centra en que el argentino aguantó el partido completo en Alcorcón. Y sin síntomas de desgaste pese a su tenacidad en el cuerpo a cuerpo con los zagueros locales, algunos de ellos con gran fortaleza física. Es más, en los últimos instantes hasta se le vio presionar para tratar de forzar un córner. Chavarría ya comienza a sonreír. Y también los técnicos y sus compañeros, para los que el delantero es un ejemplo en el vestuario.
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