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Marcó el rival y de nuevo el Málaga se mostró incapaz de nivelar la balanza. Afortunadamente para el equipo blanquiazul esta situación sólo se ha ... dado en tres ocasiones, pero ya ha quedado constatado que carece de capacidad de reacción. Es precisamente en esa situación cuando se evidencian más que nunca las dificultades ofensivas. Y en Palma de Mallorca no fue una excepción.
Casi con un cuarto de Liga celebrado (9 de las 42 jornadas), cada vez es más palpable que el Málaga depende absolutamente del blindaje de su portería para obtener un resultado positivo. Las carencias ofensivas de la pasada temporada se mantienen en la actual y, pese a la diferencia clasificatoria en ambos ejercicios, el equipo sólo ha marcado un tanto más que a estas alturas del año anterior. De hecho, se da la paradoja de que únicamente vio puerta más de una vez en el mismo escenario, en el estadio La Romareda frente al Zaragoza (2-2 entonces y 1-2 hace escasas semanas).
De momento, el Málaga está obligado una temporada más a no entrar en un intercambio de golpes, a evitar partidos de ida y vuelta, a procurar que su orden defensivo no se resquebraje. Porque ahí está la diferencia entre una y otra campaña. En la anterior sólo mantuvo su meta a cero dos veces después de las primeras nueve jornadas, lo que lo situaba en puesto de descenso (decimonoveno) con sólo ocho puntos; en la actual, en cambio, ya ha cumplido ese objetivo en cuatro ocasiones, lo que le ha permitido casi duplicar la puntuación (cuenta con 14) y figurar en la última plaza de la zona de 'play-off' de ascenso (sexto).
Y si el Málaga casi siempre logra mantener su renta por muy exigua que sea –la única excepción fue el pasado domingo frente al Mirandés, tras una segunda parte a merced del rival–, en el polo opuesto destaca su incapacidad para igualar la contienda cuando vienen mal dadas. Llega la hora de abrirse, de exponer y de dar un paso al frente frente a adversarios ya más cerrados y aparecen los titubeos y las carencias en forma de errores en la entrega y de imprecisiones en el último pase. Por no hablar de la inoperancia a la hora de desbordar por los flancos.
3Partidos en que el Málaga se vio por debajo en el marcador y ni siquiera pudo empatar, en las visitas al Tenerife, al Rayo y al Mallorca.
4Encuentros en que el equipo terminó sin encajar goles por los dos de la pasada temporadas alturas. Gracias a ello es 8.º con 14 puntos cuando entonces era 19.º con 8.
En Mallorca se repitió la historia de Tenerife y de Vallecas, aunque en este último partido el destrozo fue mayor porque el equipo se mostró desmadejado tras el primer gol y acabó por recibir un severo correctivo (4-0). «Se ha visto un equipo que ha jugado cara a cara. Nos ha faltado, eso sí, ese control, ese último pase, pero en la segunda parte hemos cambiado. Hemos intentado jugar en campo contrario, hemos tenido un gol y hemos tenido varias ocasiones», recalcó el entrenador blanquiazul, Sergio Pellicer, al término del encuentro en Son Moix.
Y es cierto que, pese a necesitar muchos minutos para ello, el Málaga dio un paso adelante tras encajar el gol. Pero otra cuestión es que, como explicaba Pellicer, el equipo creara oportunidades claras para intimidar al guardameta mallorquinista, el trabuqueño Manolo Reina, en la recta final del primer periodo. Es en ese aspecto en el que se afanan los técnicos y jugadores porque existe un amplio margen de mejora, pero por otro lado también pesa en el estado de ánimo el temor a dejar huecos y espacios que desemboquen en un mal mayor, un segundo gol. Quizá la reflexión del técnico fuera en ese sentido, porque el equipo no mostró síntomas de acomplejamiento y esta vez sí trató de jugar en campo contrario. El problema, una vez más, fue la escasa facultad para generar peligro.
Precisamente por esas dificultades ya conocidas para igualar el marcador cuando el partido se tuerce el entrenador malaguista se lamentó constantemente en la sala de prensa de Son Moix de los dos regalos concedidos a balón parado (el 1-0 de Amath y el 2-0 de Raíllo). Fue, si cabe, mayor lastre para un equipo al que le cuesta crear ocasiones e incluso pisar el área con peligro.
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