El Málaga aprende a ganar

Significó además la constatación de que este Málaga actual ha aprendido a ganar, sin caer en las dudas que generaron las derrotas ante Mallorca y Espanyol. Porque en once jornadas ha perdido cuatro partidos y ha empatado dos, pero, sobre todo, ha ganado cinco. Esos cinco triunfos lo aupan a una cuenta de 17 puntos en once partidos, nueve más que los que consiguió el Málaga del año pasado -una plantilla totalmente diferente, con mucho mayor presupuesto aunque menor rendimiento- a la misma altura del campeonato, cuando estaba dirigido por Víctor Sánchez del Amo. En la jornada 11.ª de la temporada 2019-2020 el Málaga sólo tenía 8 puntos y se encontraba en zona de descenso, penúltimo.

Aquel equipo de la temporada pasada necesitó llegar a la jornada 23.ª para sumar su quinta victoria, que ocurrió precisamente en el debut de Pellicer en el banquillo malaguista. El castellonense firmó ese triunfo frente a la Ponferradina. Un día, el 14 de enero, y un rival que no olvidará nunca. Ni él ni Juande, ahora jugador del primer equipo, que debutó con éxito en el primer equipo ante el conjunto del Bierzo, curiosamente el próximo rival el domingo (16.15 horas). De volver a ganar, el Málaga alcanzaría la veintena de puntos, casi la mitad de los necesarios para sellar su principal objetivo: la salvación, que suele estar alrededor de los 50 puntos.

Quizás estos se hacen lejanos ahora, pero la dinámica del renovado equipo de Pellicer es muy optimista. Comparando con el año pasado, los malaguistas acabaron la primera parte de la Liga con 22 puntos, sólo cinco más de los que suma en esta temporada 2020-2021. Es decir, el Málaga está cumpliendo con creces sus tiempos de recolección para esta temporada, e incluso superando las expectativas.

Además, toda esta situación favorece un clima de entusiasmo que parecía haberse enturbiado por los resultados anteriores. Cabe recordar que antes de las dos derrotas frente a los dos equipos que encabezan la clasificación, el Málaga no pasó del empate contra el Mirandés. Por eso el efecto de la victoria contra el Sabadell supone más que un nuevo triunfo. Los beneficios anímicos para el equipo, que se ve de nuevo capaz de doblegar a un rival, son incalculables. Los jugadores han hecho de ganar un evento cotidiano, y no un objetivo extraordinario, como ocurrió en los últimos meses en el equipo.

Otra de las claves de la victoria del domingo es que el equipo desbloqueó un logro que esta temporada aún no había alcanzado y que le hacía vulnerable: por primera vez supo reponerse de un gol en contra y acabar ganando. Una reacción que demanadaba Pellicer en el vestuario con insistencia. Al fin se dio, lo que disipó el dolor de cabeza sobre los goles encajados. Aunque es cierto que la mayoría de los tantos que acumula se pueden concentrar en tres puntuales goleadas contra rivales que fueron superiores, el Málaga suma tres partidos encajando al menos un gol. Y sólo ha dejado la portería a cero en cuatro partidos. Todo esto le coloca como la peor defensa de la Liga junto al Castellón, con 15 goles en contra.

Pero, con tres nuevos puntos en el zurrón, se convierte en buena la reflexión que arrojó el técnico del Mallorca, Luis García Plaza, cuando se enfrentó al Málaga y le preguntaron por el final de su récord de imbatibilidad. «Creo que todos firmaríamos acabar el resto de partidos que quedan ganando por 3-1», bromeó. Sin duda, ajustar esas taras para seguir mejorando con el colchón de una victoria es más sencillo. Más aún en una semana atípica en el actual formato de competición, donde sólo habrá un partido y el tiempo de reflexión es más largo. Mejor pensar en repetir la última victoria que no en temer males mayores.