Un Málaga sin apenas recursos paga ahora las locuras de su gestión económica en el pasado

Cuando Al-Thani y sus hijos tomaron el mando de una forma directa, en los últimos años, se acentuaron los problemas a la hora tomar decisiones, ya que la criba del jeque era muy especial, además de lenta en muchas ocasiones. La deriva de la entidad no sólo perjudicó al nivel del equipo deportivo, con algunos refuerzos realizados directamente por el propio jeque, sino que encareció ciertas operaciones o retrasó pagos que ahora deben afrontarse. El propietario, además, siempre buscó fichajes con nombre, como fue, por ejemplo, la incorporación de Caminero, cuando el equipo estaba ya en Segunda. Recientemente se ha llegado a un acuerdo para su despido, que se produjo por las bravas, ya que había solicitado más de medio millón a través del juzgado.

El diálogo y la negociación en el momento de prescindir de los empleados más destacados facilitan que las salidas sean amistosas, más baratas y con ciertas facilidades para el pago. Esto, sin embargo, no ocurrió con Muñiz, Víctor. Caminero, Jofre o José Luis Ruiz, por citar a los más significativos de la última etapa. El caso de Richard Shaheen fue distinto, ya que el administrador judicial lo destituyó a su llegada con el visto bueno de la jueza del caso para asumir el control de la entidad e impedir que el director general saliente pudiera ejercer como tal. Era previsible que ocurriera esto tras la intervención y la salida de los Al-Thani. En este caso también se llegó a un acuerdo al final, con un coste por encima de los cien mil euros.

La plantilla, el gran problema

En cuanto a los futbolistas ocurrió casi lo mismo. La herencia de Primera fue terrible, ya que la entidad no era capaz de darle una solución negociada a todos los jugadores caros, lo que derivó hace unos meses en una drástica decisión del administrador, como fue el ERE mediante el que fueron despedidos ocho integrantes de la plantilla. Con un coste importante también. Aunque entre estas locuras hay algunas que se pusieron en marcha en Segunda, cuando el equipo había descendido y su futuro comenzaba a complicarse. Pero desde el club apostaron por subir en una temporada y dieron continuidad al proyecto, con algunas incorporaciones importantes y de un alto coste. La más compleja y arriesgada fue la llegada de N'Diaye, ya que su cesión implicaba la compra obligada del jugador al final de temporada. Se resolvió con gran dificultad, con la colaboración del jugador y el Villarreal. También se incorporaron Dani Pacheco o Munir, además de adquirir a Boulahroud o asumir a algunos futbolistas prestados.

Las consecuencias de los errores y los excesos están debilitando todavía más al actual Málaga, y retrasan un poco un saneamiento imprescindible para revertir la situación y buscar de nuevo el crecimiento. Como detalle disparatado de la gestión anterior y los problemas que siguen apareciendo, cabe destacar que el Málaga tuvo que pagar o lo está haciendo a Muñiz, Víctor (y sus ayudantes), Alcaraz y Caminero, por sus salidas o sin llegar a entrar, unos dos millones, una cantidad que está por encima del 15 por ciento del presupuesto actual del club, que ingresa seis veces menos que su última temporada en Primera.