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Una vez más en esta recién iniciada temporada, el Málaga volvió a recibir dos goles en un breve tramo de partido jugando a domicilio. Una fugaz desventaja, una desconexión incomprensible, que acaba por desvirtuar el relato del partido y le obliga a jugar a remolque. Le pasó en Ibiza hace dos semanas, aunque en esa ocasión lograron salvar al menos un punto al conseguir un meritorio empate, y le volvió a ocurrir en Almería.
Esta vez no hubo margen para salvar los muebles por la sobresaliente actuación de Fernando, el portero del conjunto local. En la última media hora del encuentro, el Málaga tuvo hasta cuatro acercamientos claros por medio de Roberto, Víctor Gómez y Jozabed, este por partida doble, pero todas las intentonas se toparon con un muro para la frustración blanquiazul. Unos lamentos que tienen su origen en su momentánea fragilidad defensiva.
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Inexplicablemente, tras una buena primera parte y después de arrancar la segunda mitad con superioridad por la expulsión de Martos, el Málaga se relajó y cedió terreno al Almería que hizo mucho daño por la banda izquierda. De ahí llega un centro lateral que va directo a la testa de Sadiq. El portentoso delantero saltó muy por encima de Juande para conectar un golpeo casi imparable para Dani Barrio. Una sorprendente jugada, pero aceptable por la superioridad mostrada por el 'nueve' rojiblanco, que es, sin duda, el gran fichaje de esta temporada otra vez sólo por el mero hecho de haberle retenida en su equipo.
Pero menos excusas se aceptan en la jugada del inmediato segunto tanto del Almería. El Málaga se vio aturdido y sin capaz de reaccionar al ritmo del encuentro en ese momento, y de ahí llegó el rocambolesco tanto que acabó por empinar el tramo final del choque para los de José Alberto López. Dani Barrio, que está completando un notable inicio de temporada en líneas generales, titubeo en su salida para despejar un centro lateral cuando sus defensores se encontraban muy cerca y agolpados, lo que generó una carambola que salió a favor de los de Rubi.
Al contrario de lo visto en La Rosaleda en las dos jornadas que se cuentan por el momento, ante el Mirandés y el Alcorcón, el Málaga sí supo mantener su portería a cero para poder al menos puntuar, algo que se antoja demasiado complejo cuando se concenden goles. Aunque lo más sorprendente es que se trata de momentos puntuales que acaban empañando los buenos momentos, que están siendo más, y dejan sin premio el esfuerzo volcado. Aunque en Ibiza lograron salvar un punto, en Almería fue una desventaja pegajosa y difícil de levantar.
Tendrá que mejorar en este aspecto el Málaga en sus próximas salidas para poder aspirar a ser fuerte también fuera de casa, algo que el curso pasado fue determinante en el total de puntos sumados al final del año. Por el momento, las experiencias han sido agridulces. En Almería el Málaga dio una buena imagen, sobre todo en los primeros minutos, donde no dejó desplegar su juego al rival y se desfondó para ser mejor en los duelos individuales.
Pero lo echó todo por la borda con diez minutos de debilidad, física y mental. Se tuvo que quedar en el tintero el posible efecto que habría generado la entrada de Sekou, el último fichaje del verano y que podría haber debutado ante uno de sus antiguos equipos. Pero el hispano-senegalés finalmente no pudo ser de la partida porque durante el calentamiento notó unas molestias físicas que ya tenía en los últimos días. Queda pendiente de evolución.
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