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Adiós a las dudas. El Málaga vuelve a superar con éxito un punto de inflexión importante en un arranque complicado del campeonato. El fiasco ante ... el Elche marcó la gran trayectoria del equipo blanquiazul y aportó ciertas incógnitas que necesitaba resolver lo antes posible. Y lo hizo de una forma inmediata, en el partido de Riazor contra el Deportivo, alejando de esta forma los fantasmas de una dinámica negativa que pusiera en peligro su tranquilidad deportiva.
Sergio Pellicer revolucionó el once y le dio descanso a algunos titulares, recuperando el equipo su ritmo, intensidad y fiabilidad. En un partido trepidante, mantuvo el tipo en todo momento en un campo difícil y nunca perdió de vista la portería contraria. Pudo perder, pero también pudo ganar por su profundidad y oportunidades destacadas, empezando por el disparo de Antoñito a uno de los postes.
Quedó muy claro que la goleada anterior encajada en La Rosaleda fue un accidente, un partido negro y aislado. Se podría decir que el Málaga recuperó las sensaciones de los seis primeros encuentros, en los que, además de estar invicto, demostró una rápida adaptación a la nueva categoría con la base de jugadores de la pasada temporada. Y ofreció en todos los encuentros, contra los fuertes y ante los más modestos, un nivel óptimo para los objetivos con los que partían.
Ahora, con el punto sumado, se consolida en la zona media-baja de la clasificación, con doce puntos. Está a tres de la zona de descenso y relativamente alejado ya de la primera plaza, ocupada ahora por el Racing de José Alberto López. De ahí que el trabajo debe mantenerse al máximo nivel para seguir en la misma zona o mejorar la posición a medida que avance la competición.
A continuación deberá jugar el Málaga nuevamente fuera, en Cádiz, en otro partido comprometido y necesario para consolidar este nuevo paso adelante tras el traspié contra el cuadro ilicitano. Es previsible que haya algunos cambios en la alineación nuevamente. Pellicer había repetido tres veces seguidas el once, pero en el choque de Riazor hizo nada menos que cinco cambios, y el equipo mejoró aún más con las sustituciones durante el encuentro.
La temporada, en cualquier caso, será una constante pelea por mantener el mejor nivel posible en busca de una plaza lo más alta que pueda. El objetivo general se mantiene intacto en este momento: consolidarse esta temporada en el fútbol profesional después del ascenso, para en el futuro buscar la meta final del Málaga con su regreso a la élite.
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