Una lista interminable de sistemas

La escasez de profesionales, los malos resultados (sólo tres victorias), la falta de gol, las lesiones y sanciones y el deseo del cuerpo técnico de acomodarse a las circunstancias del partido o de explotar al máximo los mimbres con los que cuenta han dado lugar a numerosas propuestas de juego. Básicamente, todas oscilan entre una defensa de cuatro y otra con tres centrales y dos 'carrileros', pero las variantes han sido mucho más numerosas. La mayor estabilidad en la forma de organizarse del equipo es la que se dio en dos tramos de cuatro jornadas cada uno. Entre la séptima y la décima, el equipo se dispuso con un 4-1-3-2, en el que la clave fue siempre la presencia de Luis Muñoz como teórico 'pivote', pero con presencia en el eje de la zaga a la hora de comenzar la jugada desde atrás. Para Víctor siempre ha sido una obsesión tener tres hombres en el inicio del juego para dificultar la primera presión del rival y tener al menos una opción de pase libre.

Posteriormente, con la consolidación de Antoñín, el Málaga explotó más la fórmula del 4-4-2 puro entre las jornadas duodécima y decimoquinta, aunque en el centro del campo los jugadores se sitúan en rombo, con Keidi por detrás de Adrián, o al menos con una presencia más posicional de 'pivote' del albanés.

Más allá de eso, las alternancias han sido continuas todo lo que va de temporada, y han sido habituales los cambios de dibujo en el desarrollo de los partidos. Otra de las propuestas más habituales ha sido el 4-1-4-1, como en la última cita, en Soria, o ante Las Palmas y Girona, o el 3-3-3-1, que en defensa se convertía en un 5-3-2 con los 'carrileros' a la altura de los centrales.

Se da el caso de que incluso con un mismo dibujo Víctor ha decidido emplear jugadores que le daban matices distintos. Un ejemplo de ello fue el 3-3-3-1 ante el Cádiz (1-2) en la jornada undécima, cuando el equipo estaba diezmado por las bajas ante el 'virus FIFA'. Entonces jugaron Keko y 'Cristo' en los 'carriles', con Luis de 'pivote' y una línea de tres por delante con Boulahroud, Rolón y Benkhemassa, el primero y el tercero más cerca de los costados. Una propuesta de circunstancias. Lógicamente, esta elección no es igual que otra, la de la primera jornada, con Renato, Boulahroud y Adrián delante de Keidi.

Todo esto ha sido posible también gracias a la polivalencia de muchos jugadores. En especial en la banda izquierda, donde Cristo y Juan Carlos han jugado de lateral, 'carrilero' o extremo, o con hombres como Mikel o Diego González capacitados para jugar de central zurdo o de lateral. Pero no son los únicos. Luis llegó a moverse como volante ofensivo (casi medio punta) en Los Pajaritos; Adrián ha ejercido de delantero centro (antes de llegar Sadiku), de segundo punta o de medio centro; Boulahroud, Benkhemassa, Juanpi y Dani Pacheco (este incluso, de medio centro) se han movido por diferentes zonas del centro del campo; Keko ha jugado de 'carrilero', y Hugo, Hicham y Antoñín han alternado en punta o escorados en una banda.

El resultado de tantos sistemas diferentes y de tantos cambios en las alineaciones ha sido encontrarse un Málaga sin automatismos en defensa y en ataque. Y sin un equilibrio claro en el balance defensivo y ofensivo. El ejemplo más evidente fue lo sucedido en el 3-3 ante el Elche, cuando Víctor se decantó por su propuesta más atrevida sobre el papel: dos puntas (Sadiku y Antoñín), dos jugadores en las bandas como Juanpi y Juan Carlos, y la sorpresa de Dani Pacheco en ayuda de Keidi en el eje del centro del campo. Al Málaga le sorprendieron con un pase en diagonal a la espalda de Mikel para el 0-1 o con un centro mal defendido en ese costad para que entrara libre Gonzalo Villar para cabecear el 1-3. Ahora bien, nunca en la temporada había marcado tal cifra de goles en un mismo encuentro. En esa búsqueda de equilibrio sigue el cuerpo técnico malaguista. Sin repetir once, sin certeza alguna desde fuera sobre cuál será la próxima elección, frente al Tenerife.